En Tijuana una de las figuras más icónicas y que está por desaparecer es la de los “burro-cebra” estos animales con una dualidad adquirida que llama la atención de quienes llegan a esta ciudad.
El burro-cebra y su historia turística
Durante los años 30 y 40 la migración trajo consigo una nueva energía a Tijuana marcada por la apertura de negocios y atracciones turísticas que buscaban capturar la imaginación de los visitantes, en su mayoría estadounidenses.
Entre estas innovaciones se destacaron los burro-cebra, una ingeniosa creación local que combinaba la simplicidad de los burros con el exotismo de las cebras africanas.
La idea surgió como respuesta a la creciente afluencia de turistas que buscaban experiencias únicas en Tijuana durante la época de la Prohibición en Estados Unidos.
Los fotógrafos locales, siempre atentos a las oportunidades comerciales, comenzaron a pintar a los burros con rayas blancas y negras, imitando el patrón distintivo de las cebras.
Esta transformación no solo captó la atención de los visitantes, sino que también se convirtió en un fenómeno cultural y turístico en la ciudad.
Los burro-cebra rápidamente se convirtieron en una atracción emblemática en la Avenida Revolución, el corazón del entretenimiento en Tijuana.
Los turistas, atraídos por la idea de tomarse fotografías junto a estos inusuales “animales africanos”, contribuyeron a su popularidad.
Las imágenes de visitantes posando con los burro-cebra se volvieron un recuerdo preciado de su paso por la ciudad fronteriza, llevando consigo un pedacito de la excentricidad y diversión de Tijuana.
Una atracción que está por extinguirse
Con el paso de las décadas, los burro-cebra han perdurado como parte del folclore urbano de Tijuana y un referente para quien llega a esta ciudad fronteriza.
Sin embargo, el turismo ha cambiado y hoy son pocos los burros pintados que quedan disponibles en la Avenida Revolución.
Actualmente existen grupos animalistas que buscan erradicar el uso de los burro-cebra y que deje de ser un atractivo turístico e incluso proponen que sean cambiados por figuras inmóviles.
Lo cierto es que los días de que los burros están en exhibición, no falta el turista que llega para aprovechar y tomarse una foto con ellos.
Los burro-cebra representan no solo una curiosidad histórica, sino también una conexión con la creatividad y la cultura local que define a esta ciudad única en su tipo.

Foto: Janette De Los Reyes