“Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Virgen María, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo”, decía San Juan Damasceno (675-749) en una hermosa homilía pronunciada un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana en Jerusalén.
“¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador”, añadía el Santo y Doctor de la Iglesia.
¿Dónde nació la Virgen María?
En los Evangelios no hay mayor información sobre el nacimiento de María. Es a través de algunas tradiciones como nos han llegado algunos datos.
Por ejemplo, hay quienes ubican su nacimiento en Belén y la consideran descendiente de David. Otras tradiciones, como la griega o la armenia, señalan a Nazareth como la cuna de María.
Para el siglo V, en Jerusalén ya existía un santuario mariano. Estaba situado junto a los restos de la Piscina Probática (Piscina o estanque de Bethesda).
Allí, debajo de la hermosa iglesia románica levantada por los cruzados (la Basílica de Santa Ana), se hallan los restos de una basílica bizantina. También hay unas criptas excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda. Muchos consideran esa vivienda como la casa en la que nació y vivió la Virgen María.
Esta tradición tiene su fundamento en textos apócrifos como el protoevangelio de Santiago, del siglo II.
Por otra parte, se dice que Joaquín, padre de la Virgen María, poseía un rebaño de ovejas. Él llevaba este rebaño a la piscina probática cuando se acercaba el sacrificio de alguna de las ovejas en el templo. Ahí las lavaba y las dejaba aptas para el sacrificio.
La celebración del Nacimiento de la Virgen
La Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen se celebra en Oriente desde el siglo V. Esta fiesta llegó a Occidente hacia el siglo VII. En Roma, se celebraba con una procesión en la que se recitaban las letanías a la Virgen. La procesión concluía en la Basílica de Santa María la Mayor.
Hay numerosas evidencias del profundo amor que los cristianos profesaban por María desde antiguo. De ahí la importancia que se le ha dado a esta fiesta que hoy celebra la Iglesia, conmemorando el nacimiento de la Madre de Dios.
“Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente… Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres”, añadía San Juan Damasceno.
Un texto de ACI Prensa.