Es probable que el mayor pecado de este gobierno no sean las equívocas decisiones económicas que llevaron la economía a la recesión desde 2019, sino la negativa a ver la tragedia económica que tenemos encima.
Todos los datos macro y microeconómicos nos dicen que estamos en un verdadero tsunami que ha desplomado todo.
Desde el Producto Interno Bruto, la inversión, el empleo, las ventas de todos los productos, las exportaciones.
Lo que vemos son cifras que no se habían visto en décadas, ni siquiera en las peores crisis económicas de la época moderna del país.
Y ante ello, tanto el Presidente de la República como su Secretario de Hacienda sostienen que la recuperación de la iniciado y que “vamos bien”.
El INEGI calcula desde hace muchos años el Índice Compuesto de Indicadores Coincidente y Adelantado, SICCA, que es probablemente el mejor pulso de la evolución de la economía.
Se compone de dos indicadores esenciales, el Coincidente que mide desde la evolución del PIB hasta el volumen físico de la producción industrial.
Así como el número de asegurados en el IMSS, el índice de ventas al por menor y la tasa de ocupación parcial y desocupación.
La otra parte es el Índice Adelantado que incorpora información financiera y del sector real, producción y empleo, el tipo de cambio, el índice de la bolsa, el precio del petróleo, la tasa de interés interbancaria y el índice del volumen físico de la producción de la construcción
Se trata de una verdadera radiografía de cómo está la economía en este momento midiendo una amplia serie de variables y señales.
¿Cómo va la economía?
Se trata de una verdadera radiografía de cómo está la economía en este momento midiendo una amplia serie de variables y señales.
Bien, no sabemos si el secretario de Hacienda vio los datos recientes del SICCA; si lo hizo es probable que no tenga coronavirus, ojalá y pronto se recupere, sino que está en cama, asustado por lo que vio y que no se atreve a decírselo a su jefe.
Nunca, nunca desde que se calcula el SICCA los datos habían sido tan devastadores.
Por ejemplo, en la actual recesión, el SICCA había llegado a su punto máximo en mayo del 2018.
De entonces a la fecha, la caída ha sido del 30.8%.
Pero en abril, respecto a marzo, el desplome es, en solo 30 días, del 25.8% y el SICCA se cayó a niveles similares a los de hace 30 años.
Un dato más. En la gran recesión de 1995 que se produjo por el error de diciembre de 1994 el SICCA cayó 23%.
Ahora, en un solo mes, retrocedió 25.8%.
Es evidente que ni vamos bien, ni hay recuperación sino un profundo hundimiento que se agravará en los siguientes meses.
Pensar que las cosas están mejorando porque pronto dejaremos de perder empleos o porque el tipo de cambio está estable o porque las remesas de los braceros se mantienen es una forma simple de no ver la realidad y de no tomar medidas para enfrentarla.
Y este panorama no es resultado exclusivo de la pandemia, cuya gravedad tampoco quieren ver, sino de las malas decisiones económicas tomadas por este gobierno.
Todo desde el día siguiente de que gano la elección y con mayor impulso, desde el día siguiente de que tomó posesión.
Hasta el próximo lunes y, mientras, no deje de seguirme en mi página de FB, Perspectivas de Luis Enrique Mercado y en mi cuenta de twitter @jerezano52.