Tras un largo período de confinamiento, las autoridades locales están comenzando a reabrir los países y a permitir una mayor circulación de personas en las calles y en espacios públicos. Pero el levantamiento de las restricciones está generando temor y ansiedad en muchas personas.
Estas preocupaciones son causadas, principalmente, por el miedo al contagio. Quienes no aprendan a lidiar con esto, podrían verse afectados en su salud física y mental.
Quien tiene miedo, tiene desgracia,
dice un proverbio kurdo.
Los problemas de salud, financieros y personales se han intensificado con la pandemia. Sin embargo, para la conferencista Mayte Prida, la clave es no dejarse arrastrar por el miedo que germina en la mente:
Imaginando cosas que van a pasar, que no necesariamente van a pasar, y el problema de eso es que, número uno, nos estancamos, no avanzamos en lo que podemos ir haciendo. Número dos, nos asustamos y provocamos consecuencias tanto físicas como emocionales.
Importantísimo cultivar nuestro centro corazón… pic.twitter.com/3ungz7Kl68
— Mayte Prida (@mayteprida) May 20, 2020
Para la autora, el nivel de ansiedad y temor actual agudiza el fantasma de la hipocondría. Por ello, hay que estar conscientes de cuándo nos sentimos ansiosos sin estar enfermos:
El 90% de las ocasiones, no será absolutamente nada. El 10% puede ser algo provocado por el estrés. Y 1% o menos, será algo por lo que tengamos que acudir al doctor.
Según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, ya son cerca de 39 millones de personas las que han solicitado ayuda por desempleo. Por ello, para Prida, la reinvención laboral será fundamental para campear la crisis.
Tenemos que aprender a transformar esta adversidad en una oportunidad de crecimiento. Una oportunidad para poder alcanzar algo que quizás antes no nos habíamos atrevido a realizar.
Para esta sobreviviente del cáncer, la crisis de salud ha potenciado la incertidumbre. Por lo tanto, con el levantamiento de restricciones, hay que delinear un plan de acción concreto, que ayude a reducir la ansiedad y el pensamiento improductivo.
Aprender a reencontrarnos a nosotros mismos, aprender a reconocernos. Ver qué es lo que verdaderamente nos gusta, qué nos llena, qué nos satisface en la vida.