Los cacahuates japoneses son una de las botanas favoritas en México. ¿Sabías que el papá del cantante Yoshio fue su creador?
Sí, leíste bien, aunque su nombre hace referencia a Japón, el padre del recién fallecido Yoshio fue quien los inventó en la Ciudad de México.
En 1932, Yoshigei Nakatani emigró de Japón a México para trabajar en los almacenes Nuevo Japón, los cuales se especializaban en hacer botones con concha nácar. Sin embargo, el negocio cerró en la Segunda Guerra Mundial, puesto que lo consideraban como un espía del Imperio Japonés.
Durante ese tiempo, Nakatani vivió en el barrio de la Merced, donde conoció a la mexicana Emma Ávila. Se casó con ella y tuvieron 5 hijos.
Antes de llegar a México, Yoshigei trabajó como aprendiz de dulcero en su pueblo natal Sumoto. Por ello, cuando vivió en La Merced, elaboró muéganos y los vendió. Su esposa le ayudaba en la venta.
Poco a poco, en los pasillos de La Merced lo apodaron como “el japonés”. Por lo que se animó a crear un segundo producto llamado oranda, una tira alargada de trigo y aderezada con sol.
En una de sus últimas entrevistas, Yoshio dijo: "La fórmula es del cacahuate hecho en Japón pero mi papá y mi mamá lo hicieron de manera diferente, en Japón es una especie de carapiñado y está bañado en salsa de soya, pero mis papás en su búsqueda encontraron la forma de hacerlo" pic.twitter.com/w4BYWXQWc7
— FAFHOO ? (@Fafhoo) May 14, 2020
Después, buscó crear una botana que recordara el sabor de su infancia en Japón: cacahuate, harina de arroz y soya.
En ese entonces, México no contaba con la materia prima suficiente para crear el producto, mexicanizó su receta. Sustituyó el arroz por trigo. Así nacieron los cacahuates japonés.
Debido a la demanda de pedidos, con ayuda de los soldadores del barrio, el matrimonio creó máquinas para la producción del cacahuate Japonés.
En 1950, se establecieron de manera formal como la empresa Nipon y empezaron a comercializar los cacahuates japoneses en una bolsa de celofán rojo, con la figura de una geisha que dibujó Elvia, la hija menor de Nakatani. El negocio pasó a las manos de su hijo Armando.
“Él fue contador público y se hizo cargo del negocio. Mi papá aceptó. En vida era el director de la empresa, cuando fallece le deja mi cuñada y mis sobrinas la fábrica. Siguen produciendo junto con una de mis hermanas”, dijo Yoshio durante una entrevista.