Todos los pronósticos, incluidos los del autor de este espacio, de que el peso sufriría una severa depreciación contra el dólar no se han cumplido.
No solo eso, la moneda mexicana se ha revaluado más o menos 1% en los últimos doce meses.
¿Porqué el peso está tan fuerte a pesar de que la estrategia económica de este gobierno ahuyentó a los inversionistas, desplomó la creación de empleos formales, desparareció el crecimiento económico y redujo el consumo interno?
La verdad es que sí hay explicaciones a la fortaleza del peso mexicano.
La razón más importante es que López Obrador ha sido muy prudente en el manejo de las finanzas públicas y ha logrado un ligero superávit.
Es decir, gastó menos de lo que ingresó a las arcas públicas.
La segunda razón es que las tasas de interés en México son una de las más atractivas del mundo.
En todo el continente nadie hace vía al ahorro más que México, sin contar los casos de economías enfermas como las de Argentina o Venezuela.
En Estados Unidos y Canadá las tasas andan en 1.5%, contra el 7.25% de México.
Y desde luego, el gran flujo de dólares por capitales golondrinos que llegan atraídos por la alta tasa; los ingresos por turismo, por exportaciones y por remesas provocan que la economía mexicana tenga un buen flujo de dólares que apoyan la fortaleza del peso.
Sin embargo, hay peligros y dos son especialmente graves.
Que se acabe la fortaleza de las finanzas públicas.
La primera señal ya se dio, aunque no se han publicado cifras oficiales, es que no se cumplan los ingresos tributarios previstos en el presupuesto.
Ya en 2019, la última cifra conocida señalaba que los ingresos tributarios iban 85 mil millones de pesos abajo de lo presupuestado y los que saben dicen que la cifra de todo el año podría ser de lo doble.
Para este año, con la previsión de un crecimiento de 1.7%, que no se dará, los ingresos tributarios serán menores a lo presupuestado.
Aunque el gobierno compensó la baja de ingresos con subejercicios enormes, la verdad es que si los ingresos siguen sin cumplirse, los inversionistas se asustarán.
Esto es porque para ellos la seguridad es primero.
Otro peligro es que alguna de las calificadoras, además de Fitch, que ya lo hizo, quiten el grado de inversión a los bonos de Pemex.
Si eso sucede el papel de deuda de la paraestatal será chatarra.
¿Qué pasará con el peso si todo esto se concreta?
Si esos peligros se concretan, los capitales golondrinos levantarán el vuelo y aunque la tasa de interés siga alta, la corrida contra el peso será dramática y la devaluación, muy grande.
Eso significaría el fin del milagro sostenido con el “tengo otros datos” porque a fin de cuentas la realidad siempre triunfa.
Devaluación, resurrección de la inflación y menor actividad de la economía serán las primeras consecuencias. Pérdida de empleos y mayor pobreza, las últimas.
Nadie desea que eso se dé, pero la verdad es que la paridad del peso con el dólar está colgada de alfileres.
Hasta el próximo lunes y mientras, no deje de leerme en mi página de FB, Perspectivas de Luis Enrique Mercado y en mi cuenta de Twitter, @jerezano52.