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PERSPECTIVAS | En el T-MEC se nos apareció Santa Ana

Estados Unidos engañó a unos ineptos y poco preparados funcionarios mexicanos y logró que en el T-MEC México pierda competitividad y que los empresarios mexicanos estén a merced de los de Estados Unidos cuando sientan que les están ganando la batalla comercial.

La barbaridad que hicieron Jesús Seade y Marcelo Ebrard no solo atenta contra la soberanía del país.

Destruye algunos de los pilares que se lograron crear en el Tratado de Libre Comercio que se negoció hace 25 años.

Por ejemplo, que las controversias comerciales no se resolvieran en los tribunales de los países participantes, sino en un panel neutral.

Que las violaciones a algún capítulo del Tratado se refirieran solo a ese capítulo y no al Tratado completo y que ningún país interviniera en el otro para comprobar si cumplía lo establecido en el acuerdo.

Cuando menos estos principios se violaron en el Protocolo Modificatorio suscrito torpemente el 10 de diciembre.

Ahora, el principal negociador mexicano, Jesús Seade, se siente engañado.

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En una carta que mandó el 13 de diciembre a Robert E. Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos le dice “la iniciativa de Ley HR 5430 que se está presentado en la Cámara de Representantes…sorprende que incluya mecanismos adicionales y redundantes…es preocupante que, a través de una iniciativa de Ley se pretenda ir más allá de lo necesario…nuestro gobierno y pueblo verán como innecesarias…le informo que haré lo anterior del conocimiento del Senado de la República”.

Es un ejemplo de ternura de un inepto engañado, del que seguramente se estarán riendo porque lo que firmó le abrió a Estados Unidos la puerta completa de México.

La verdad es que EU está acomodando leyes para alinearlas con lo que le firmaron los funcionarios mexicanos.

El Protocolo Modificatorio tiene todos los vicios:

¿Por qué firmar un Protocolo Modificatorio cuando el T-MEC estaba ya negociado y aprobado por el Senado mexicano en sus términos?

¿Por qué sacar al sector privado de las negociaciones, ocultar lo que proponía EEUU y firmarlo en lo oscurito declarando solo que todo estaba bien?

Marcelo Ebrard y Jesús Seade no entendieron que en las negociaciones comerciales no hay buena fe, sino, solo deseo de quitar ventajas al otro.

Ahora, Estados Unidos podrá enviar hasta cinco inspectores a las empresas mexicanas para verificar que se esté cumpliendo con las reformas laborales.

Si hay violaciones, y seguramente las habrá, se considerará no que se violó el capítulo laboral del T-Mec, sino todo el Tratado.

Si hay controversias, no se deciden en un panel sino en los tribunales de Estados Unidos.

Y muchas barbaridades más de las que aún no estamos enterados, porque acá dijeron una cosa a la opinión pública y en Estados Unidos se dio a conocer el gran triunfo que consiguieron.

Y, desde luego, pusieron en ridículo al presidente López Obrador, quien salió, seguro también engañado, porque él no tiene porqué saber de los puntos finos de un Tratado.

Bien se puede decir que el espíritu de Santa Ana apareció en la parte final de T-MEC y que Ebrard y Seade cedieron la soberanía mexicana en materia comercial, fueron engañados por su falta de experiencia y su ineptitud y ahora México está en una situación tan grave y desventajosa como cuando no había tratado comercial alguno.

Hasta el próximo lunes y mientras, no deje de seguirme en mi página Perspectivas de Luis Enrique Mercado y en mi cuenta de twitter @jerezano52.