Si algo le sale siempre mal al secretario de Hacienda Arturo Herrera son sus declaraciones. Cuando dice algo cierto, su jefe, el Presidente de la República lo desmiente; cuando no, simplemente da la impresión de que no sabe dónde está parado.
La más reciente de sus declaraciones la hizo en el foro Forbes donde aseguró que “México debe estar preparado para una recesión global”, por lo cual la Secretaría de Hacienda es “extraordinariamente prudente” con la construcción del presupuesto y así fortalecer el mercado interno.
A menos que se refiera a la recesión de la economía mexicana, el Secretario de Hacienda probablemente no leyó el informe del Banco Mundial sobre la economía mundial, difundido en junio de este año.
Para el organismo, la economía mundial crecerá 2.6 en 2019 y 2.7 en 2020; la de Estados Unidos, 2.5% este año y 1.7 en 2020; la Zona Euro avanzará 1.2% este año y 1.4 en 2020 y las economías de asiáticas crecerán 5.9 en 2019 y lo mismo en 2020.
Para el Banco Mundial lo que hay es un crecimiento que se debilita por el poco dinamismo de la inversión a nivel global.
Pero de recesión, nada.
Es verdad que, en las últimas semanas, algunos analistas han señalado que existe el peligro de que a finales del 2020 se presente una recesión en algunas de las más importantes economías, Estados Unidos y Zona Euro, debido al enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China y a una retirada abrupta de Inglaterra de la Comunidad Europea.
Mientras el secretario Herrera crea fantasmas mundiales los problemas lo tiene en su propio corral. La economía mexicana entró en julio en cifras negativas.
Los datos de los indicadores oportunos del INEGI dicen que, en julio la economía mexicana decreció 0.1%; es decir del monumental crecimiento que las autoridades alabaron del 0.1% en el segundo trimestre, pasamos a un decrecimiento del 0.1% en julio.
Esta cifra es el resultado del desplome en la inversión, de la crisis en la industria de la construcción y la minería, de la caída en el consumo privado y del frenón que ya sufrieron las exportaciones.
Es decir, la realidad es que, en este momento, la única economía en riesgo de recesión es la economía mexicana y no se ve por dónde la Secretaría de Hacienda pueda mover las fichas para evitarlo.
Es decir, estamos preparados para una recesión global, pero no lo estamos para una recesión económica interna.
Tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial, que pronosticaron a principios de año un crecimiento de 1.5% en la economía mexicana han ido reduciendo sus pronósticos. El último, dice que en este año podría haber un crecimiento de 0.4%. Y los vemos optimistas.
Los datos nos dicen que mientras no se recupere la inversión es difícil pensar que la economía cambiará de rumbo, dejará los números negativos que ya traía en julio y se encaminará a un crecimiento modesto, pero crecimiento al fin, para los últimos meses del año.
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