Han pasado más de 30 días desde que la primera carava migrante procedente de Honduras inició su recorrido para llegar a Estados Unidos en búsqueda de asilo, sin embargo, esta caravana también está compuesta por ñiños.
Niños y niñas que caminaron solos o con sus padres llegaron a Tijuana, Baja California con la esperanza de lograr una vida mejor.
El viaje no ha sido fácil, comenta Leomaris, una migrante originaria de Honduras, “nunca habíamos salido de nuestro país y por falta de eso (medicamentos) en hospitales los niños se mueren, por falta de medicamentos. Mi niño padece de asma y a veces iba a los hospitales y no me daban medicamento, tenía que regresarme con mi hijo grave”.
A todo esto se suma la falta de empleos, “yo quisiera darles lo mejor, pero en nuestro país está muy difícil la cosa, por eso yo he venido a este lugar, para poder pasar al otro lado y darles un futuro mejor a ellos”, añade Leomaris.
El miedo a las pandillas es fue uno de los factores principales que forzó la salida de las familias completas, pues el temor de estos padres es que estos grupos criminales quieran reclutar a sus hijos, de presentarse el caso las únicas opciones que les quedan es unirse o ser asesinados.
“Si uno no acepta matan a todas las familias” declaró Claudia, otra integrante de la caravana que busca darle lo mejor a su hijo.
Por otro lado, a pesar de su corta edad, estos niños comprenden la situación que pasa su país y tal como sostuvo Emili, solo quieren “un futuro mejor, ir a estudiar, a trabajar”.
Incluso hay casos como el de Amy, niña que festejó su cumpleaños número 10 en la frontera que divide a México de Estados Unidos.
Es por eso que los padres de estos niños piden una oportunidad, la esperanza de tener una mejor vida.