Han pasado casi dos meses desde que Buena Ventura Martín Godínez vio por última vez a su hija de 7 años luego de que la atemorizada joven madre guatemalteca fue separada de su familia cuando intentaba cruzar la frontera entre México y Estados Unidos.
En este tiempo hablaron por teléfono, pero al verla en el aeropuerto de Miami por primera vez el domingo, la abrazó muy fuerte mientras lloraba en una reunión que temía nunca llegaría a ocurrir.
“Me siento muy feliz, ahora lo que quiero para completar mi felicidad es que dejen en libertad a mi esposo”, dijo Martín mientras su hija Janne sostenía un perrito de peluche y globos azules y jugaba con su hermanito en el área de reclamo de equipajes
Martín cruzó la frontera entre México y Estados Unidos con su hijo pequeño en mayo huyendo de las amenazas que dijo recibió de violentas pandillas de su localidad natal, en el noroeste de Guatemala, que le pedían dinero. Su esposo hizo lo propio dos semanas después con su hija.
Pero la familia fue detenida por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y separada de conformidad con la política de cero tolerancia del presidente Donald Trump. Su esposo, Pedro Godínez Aguilar, fue condenado por el delito menor de entrar de forma ilegal en territorio estadounidense y está en una cárcel de Atlanta a la espera de una deportación casi segura.
Martín estuvo detenida por una semana con su bebé en Arizona y Texas y llegó a dormir en el suelo de concreto de un centro de detención antes de su liberación. Ahora lleva un pesado dispositivo de rastreo negro en su tobillo. Ella y el bebé están con familiares en una localidad al sur de Miami.
Su hija fue puesta bajo la custodia de funcionarios de bienestar infantil en Michigan y realizó descorazonadoras llamadas telefónicas a su madre, preguntando cuándo volverían a estar juntas.