Las redadas de los agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) para detener a inmigrantes continúan, en esta ocasión, armados con rifles semiautomáticos y chalecos antibalas los oficiales ingresaron a un taller automotriz ubicado en el sur de Los Ángeles el pasado 25 de septiembre.
Poco después esposaron tanto a los empleados como a clientes del negocio y se los llevaron sin hablar con ellos o explicarles los cargos.
Juan Hernández, mecánico detenido durante el operativo, narró a medios locales que no sabía que estas personas eran agentes de ICE y que nunca se identificaron, sin embargo, se dio cuenta de eso hasta que lo subieron a una van junto a los otros empleados del taller.
Debido a estas omisiones la Unión Americana de Derechos Civiles (ACLU) entabló una demanda, pues además los agentes los detuvieron sin una orden de arresto.
El texto de la demanda sostiene que la conducta de ICE fue claramente ilegal, añade que “Los agentes de ICE no sabían nada sobre Hernández cuando le apuntaron con sus pistolas, le ordenaron detenerse y elevar las manos, le rebuscaron, le tomaron la cartera y le arrestaron. Solo sabían que parecía trabajar en el taller y que parecía latino”.
ACLU añadió que la ley es clara, ICE está obligado a respetar sus propios reglamentos y la Constitución en el curso de sus operaciones.
Al respecto, una portavoz de ICE evitó hacer comentarios al respecto sobre el caso y aseguró que la agencia no puede dar información sobre litigios que están pendientes.
Por su parte especialistas refieren que frecuentemente escuchan de casos similares, donde las víctimas no pueden y pierden la posibilidad acceder a consejería legal o contar sus historias.
Con información de agencias.
