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Perspectivas │En el futuro, más IVA y menos ISR

La reforma tributaria que México necesita no debe pasar por quienes hoy trabajan en el sector formal de la economía, sino incorporar al pago de impuestos a esa casi tercera parte que hoy trabaja y produce en las sombras, sin pago de impuestos ni de prestaciones laborales.

Los datos del Inegi son claros, el valor bruto de la informalidad representa 23% del valor bruto de la producción total y seis de cada diez trabajadores mexicanos están en la informalidad.

En esencia, esto significa que el fisco sólo le cobra impuesto al 77% de la economía y a cuatro de cada diez trabajadores.

Si se lograra que la mayor parte de la informalidad pagara impuestos sería posible recaudar más con menores tasas, en especial en lo que se refiere al Impuesto Sobre la Renta.

Es ya vieja y cierta la afirmación de que, aparte de Haití, México es el país que menos impuestos cobra en Latinoamérica y, sin duda, el que menos recauda entre los afiliados a la OCDE.

Los ingresos tributarios de México llegan apenas a poco más del 17% del PIB contra un promedio del 22% de América Latina.

Es decir, se cobran pocos impuestos, pero esos pocos impuestos los tienen que pagar sólo los que están en la economía formal.

Incorporar al pago de impuestos a quienes hoy no lo hacen podría ser una tarea inacabable, a menos que el fisco aplique un impuesto al consumo.

El IVA generalizado en México ha sido uno de los grandes tabús. Todos los partidos políticos han usado el IVA contra sus adversarios y tratar de aplicarlo ha producido verdaderos sismas políticos en el país.

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El panismo trató dos veces de aplicar un IVA generalizado; con Fox en 1991 y fracasó, y con Felipe Calderón en 2010, a través de un IVA de 2.5% disfrazado como impuesto para el combate a la pobreza. En ambos casos el PRI usó su mayoría en la Cámara de Diputados para echar abajo esos intentos.

Pero poco antes, en el sexenio de Ernesto Zedillo, el PAN tumbó el intento priista de subir el IVA de 15% que estaba entonces, a 18 por ciento.

Pero todo parece indicar que el margen de maniobra ya se acabó. La caída en la producción y en los precios del petróleo y los límites del endeudamiento significan que el único camino es la parte tributaria y en éste, el más viable es un impuesto generalizado al consumo.

El siguiente gobierno tendrá que llegar con esa agenda y proponer al país y al resto de las fuerzas políticas un esquema tributario con un IVA generalizado a cambio de menores tasas en el Impuesto Sobre la Renta.

Este paquete, envuelto en un Presupuesto de Egresos al que se le corte la gran cantidad de dinero entregado a los vividores de presupuesto y con una garantía de honestidad en el manejo de los dineros públicos.

Ese manejo de ingresos y gastos será, sin duda, la gran agenda inicial del siguiente gobierno, si se quiere evitar una crisis financiera de gran escala como las que tuvo México durante 30 años a partir de los 70 y que todas se debieron a desequilibrios en las finanzas públicas.

Hasta el próximo lunes y mientras, no deje de seguirme en mi página de FB, Perspectivas de Luis Enrique Mercado.