México está viendo la segunda parte de una película de tres episodios en la que se dividieron las últimas dos elecciones presidenciales y que condujeron a las derrotas de Andrés Manuel López Obrador.
El primer episodio reseña todo el periodo en el cual López Obrador encabeza las encuestas y parece imparable; el segundo es todo el proceso en el que AMLO empieza a cometer desaciertos que reducen sus posibilidades de triunfo y, al mismo tiempo, la aparición de otros candidatos reduce las expectativas de triunfo del Mesías Tropical.
Ahora estamos precisamente en el segundo episodio: López Obrador ha iniciado su proceso de autodestrucción con el pleito con Ricardo Monreal, con el que abrió la posibilidad de que su candidata para el gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, se enfrente al mismo Monreal, abanderado por cualquier otro partido o alianza. Si Morena no gana la Ciudad de México, sus posibilidades de triunfar en las elecciones presidenciales también se verán limitadas.
Adicionalmente, el surgimiento de la alianza PAN, PRD y Movimiento Ciudadano logró que, por primera vez en los últimos tres años, quien encabece las encuestas sea una agrupación diferente a Morena, aún sin candidato.
Este segundo episodio se prolongará casi hasta el día mismo de las elecciones, periodo en el que López Obrador tendrá que enfrentar a otros personajes, con otras ideas y propuestas y, como sucedió en las dos elecciones presidenciales anteriores, las encuestas empezarán a emparejarse y no habrá ya ningún candidato con el triunfo en la bolsa.
López Obrador es esencialmente un autodestructor. Los episodios de corrupción de Morena, sus enfrentamientos, con los empresarios en la elección del 2006 y ahora con su propio equipo personificado en su enfrentamiento con Monreal, siempre se dan más o menos a estas alturas del proceso y empiezan a abrir la posibilidad de que alguien más que no sea él, gane la Presidencia de la República
Los errores se acumulan y ahora, AMLO ya subió a su agenda la negociación del Tratado de Libre Comercio, con su petición de que el Tratado no se negocie, sino hasta que cambie el gobierno. Con eso lo único que hace es golpear la credibilidad de los negociadores mexicanos y sus propias posibilidades de llegar a Los Pinos.
El tercer episodio será la derrota de AMLO, como ha sucedido en las dos ocasiones anteriores.
Hay que aceptar que sus posibilidades de triunfo han disminuido, pero aún es el candidato más fuerte para llegar a Los Pinos.
El desprestigio del PRI y las fracturas en el PAN representan escenarios no vistos en el pasado y que ayudan a López Obrador.
El acuerdo entre los panistas es imposible. Salga quien salga como candidato de la alianza en la que está ese partido, una parte del panismo se irá para otro lado, en apoyo a un candidato diferente al que apoye la alianza.
En ese clima de desprestigio y división de sus adversarios Andrés Manuel López Obrador podría ganar, pero, sin duda, seguiremos viendo el proceso de autodestrucción en el que irremediablemente entra en los meses previos a la elección.
Hasta el próximo martes y mientras no deje de seguirme en mi página de FB, Perspectivas de Luis Enrique Mercado.