Socavones – El gran agujero que se abrió en el tramo de la autopista México-Acapulco conocido como el “Paso Express” de Cuernavaca y que lamentablemente costó la vida a dos personas, tiene además nuevas y serias consecuencias de imagen pública para el gobierno actual, a punto de entrar en su recta final.
Metafóricamente hablando, no es el primer socavón que se abre en la ruta de la administración de Enrique Peña Nieto, baste recordar los que detuvieron su exitoso y veloz tránsito en la primera parte de su trayecto: el escándalo de la famosa “casa blanca” y la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Ayotzinapa.
En aquella primera parte del sexenio, tras la exitosa negociación política que derivó en el Pacto por México y en la aprobación de las reformas estructurales que abrieron un optimista panorama llamado incluso el “mexican moment”, el bólido peñista cayó en la oquedad del escándalo del conflicto de interés o hasta de la corrupción por la lujosa propiedad de su esposa, y en el hoyo del descrédito y la vergüenza por un muy lamentable suceso local en Guerrero, cuyo mal manejo lo hizo nacional e incluso internacional.
El gobierno de Peña jamás fue el mismo desde entonces, ni sus niveles de aprobación se recuperaron más, a pesar –hay que decirlo- de los esfuerzos por mantener la estabilidad económica nacional y de los primeros resultados que ya empiezan a dar las mencionadas reformas, sobre todo en materia energética y de telecomunicaciones.
Hoy, los duros embates no tienen que ver solamente con desafortunadas declaraciones del secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, sino con revivir los permanentes cuestionamientos de la relación del gobierno federal con sus proveedores en las grandes obras públicas de infraestructura.
Y es que a Ruiz Esparza no solo se le vino el mundo encima por su lamentable tuit que daba cuenta del “rescate” del automóvil Jetta del inmenso agujero de la autopista (con sus dos pasajeros muertos y muchas horas después de que ahí cayeran) o su patético anuncio de la indemnización a los deudos por “el mal rato” que pasaron.
No. El asunto trasciende aún más y políticamente hablando, porque el titular de Comunicaciones y Transportes –que también lo fue en el Estado de México cuando Peña Nieto fue gobernador- vuelve nuevamente a estar en el ojo del huracán por las muy señaladas y poco aclaradas relaciones de su grupo con constructores que han hecho grandes negocios desde el Circuito Exterior Mexiquense y el Viaducto Elevado Bicentenario, hasta este libramiento de Cuernavaca o incluso el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
No es una buena noticia para el gobierno que las empresas Aldesem y Epcor se sumen a nombres como OHL o Grupo Higa en la lista de sospechas de componendas, licitaciones dudosas, precios inflados o materiales inadecuados para las exigencias de calidad en las grandes obras de infraestructura realizadas en los últimos años.
Y no lo es solamente porque el asunto golpea nuevamente a la minada credibilidad de la administración, sino porque ahora el escándalo aflora justo cuando inicia la cuenta regresiva para el proceso electoral en el que se elegirá un nuevo presidente de la República en poco menos de un año.
El clamor por la renuncia de Gerardo Ruiz Esparza por el asunto del socavón, mueve aún más el mar de especulaciones sobre inminentes reacomodos en el gabinete presidencial de cara a la selección del candidato del PRI para el 2018.
Diversos y constantes rumores en las últimas horas hablaban de reacomodos que se anunciarían esta misma semana, justo cuando el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, llegará a nuestro país a enfrentar la justicia mexicana, extraditado de la vecina Guatemala.
En fin, como si el horno estuviera para bollos:
Hay varios exgobernadores bajo proceso, uno de los cuales llega este lunes…
Grillas por todos lados en un convulso entorno político…
Precandidatos en franca autopromoción…
Y, por si algo faltara, la tierra se abrió en Cuernavaca y nuevamente cayó ahí el maltrecho vehículo sexenal a punto de llegar a su destino.