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#HistoriasDeDeportados | Madre deportada siete veces al intentar volver a ver a sus hijos

Puerto fronterizo en Nuevo Laredo, México
Lucía H. una madre que no permitirá estar lejos de sus hijos, ni una frontera la detendrá

Lucía H. prevé intentar cruzar inadvertidamente la frontera con Estados Unidos por octava vez en menos de dos años.

Para Lucía, no hay otra opción. Sus hijos la esperan.

Lucía H. describió cuánto sufre su familia en su ausencia. Su hijo de cinco años ha dejado de comer y tuvo que ser internado, su esposo se vio obligado a dejar su trabajo en el campo para cuidarlo, y su hijo mayor sufrió una crisis nerviosa a los 14 años y ahora está en tratamiento.

“El más pequeño me dice ‘vuelve, mami. No voy a comer más. Si estás lejos, no quiero vivir’”, cuenta Lucía.

Lucía nació en México y vino a EEUU por primera vez en 1999. Durante más de 10 años, trabajó con su esposo cosechando lechuga en la zona rural de California. “El dolor era tremendo, pero pude soportarlo”, dijo Lucía. “No me importaba trabajar 14 horas por día para que mis niños salieran adelante”.

Cuando a su madre le diagnosticaron cáncer cervical en octubre de 2013, regresó a Oaxaca con sus tres hijos. Durante dos años, cuidó de su madre. Pensó en quedarse, pero sus niños tenían dificultades para adaptarse a la vida en México. A menudo se enfermaban y extrañaban su casa en la zona rural de California.

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En diciembre de 2015, cuando la salud de la madre de Lucía mejoró, la familia decidió regresar a California. Los niños cruzaron legalmente, porque, al haber nacido en los EEUU, tenían ciudadanía.

“Lloraban y me rogaban que no los dejara. Querían cruzar el desierto conmigo”, recuerda Lucía.

No imaginó que nunca volvería a abrazarlos.

El 25 de diciembre intentó por primera vez cruzar la frontera para reunirse con sus hijos en EE. UU. Varias veces la interceptaron y la enviaron de regreso a México. Cree que los contrabandistas la usaron como “señuelo”, es decir, como una persona que entregan deliberadamente a los agentes fronterizos para distraerlos mientras otras realizan el cruce.

En enero de 2016, fue procesada penalmente por reingreso ilegal. “Me llevaron a la cárcel del condado de Aransas, en Rockport, Texas, y me condenaron a tres meses de prisión”. Luego fue transferida a un centro privado de detención de inmigrantes en Houston, donde estuvo confinada 10 meses. Durante ese período, intentó encontrar una forma de permanecer en EE. UU., pero, finalmente, fue deportada en abril de 2017.

Ahora, planea intentar una vez más reunirse con su familia.

Hablar por teléfono con su hija de 11 años es una experiencia muy dolorosa. “El viernes pasado terminó la escuela. No me cree que los quiero tanto como les digo. Me dice que soy yo la que no quiere volver por ellos. ¿Cómo no voy a querer estar con ellos si he intentado ir más de siete veces?”

Lucía H. contempló sus manos mientras jugueteaba con un anillo que le regalaron sus hijos, y dijo con determinación: “Debo volver a intentarlo. Ya no se trata de qué quiero hacer yo, sino de lo que debo hacer. El juez me dijo que, cuando mis hijos tengan 21 años, pueden pedir que yo vaya. Nada menos que 21 años… ¿Cuándo ya sean adultos? ¿Y para qué van a hacerlo? ¡Ellos me necesitan ahora!”.

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