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PERSPECTIVAS | La bomba de tiempo del sector energético

Desmantelar la reforma energética de Peña Nieto sería un enorme retroceso para el país y convertiría al sector en un foco de problemas financieros y económicos

De la forma como este gobierno maneje el sector energético en general y Pemex en particular dependerá la marcha de la economía en este y los siguientes años.

En los próximos días el Presidente de la República presentará las estrategias energéticas de su gobierno.

Si la política pública energética confirma los temores que ahora existen, Pemex perderá el grado de inversión y también lo perderá el país y eso provocaría enormes turbulencias en el tipo de cambio, una economía con escaso o nulo crecimiento y una inflación en aumento.

Si, por el contrario, los planes del gobierno sobre Pemex convencen a los mercados, el tipo de cambio estará tranquilo, la economía tendrá espacios para el crecimiento y la inflación se mantendrá controlada.

Sin embargo, lo que hemos visto hasta ahora despierta muchas dudas.

  • El uso de pipas en lugar de ductos, para la distribución de combustibles, encarece el proceso y lo hace más ineficiente.
  • Los nuevos cuadros directivos de Pemex no infunden confianza, como se demostró en el desastroso road show que realizaron y que provocó que se subiera el interés de los bonos de Pemex y una segunda institución, Fitch, le bajara la calificación a Pemex. La primera había sido Moody´s en noviembre del año pasado.
  • La construcción de una refinería en Tabasco sin ningún análisis financiero y de medio ambiente.
  • La cancelación por parte de la CFE de la ronda de compra de certificados de energía limpia, que parece indicar que se preferirá generar electricidad con carbón o combustóleo.

Estos hechos despiertan una gran inquietud sobre las estrategias con las que el gobierno manejara el sector energético del país.

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La reforma energética realizada por Enrique Peña Nieto no fue solo un capricho neoliberal, sino la necesidad, en aquel momento, de establecer políticas publicas creíbles para el sector.

En esencia, dicha reforma establece que el sector privado nacional y extranjero podrá participar en todo el proceso de exploración, extracción y refinación de petrolíferos y en la generación de electricidad con energías limpias.

Pemex concentraría sus esfuerzos en la explotación de yacimientos, que se un gran negocio y dejaría exploración y refinación, que exigen más tecnología y recursos, para el capital privado.

Se trató de una política pública clara, utilizada en todos los países del mundo y que permitiría que Pemex tuviera viabilidad como empresa petrolera.

Renunciar a esa estrategia significará un regreso al pasado, donde Pemex tenía toda en exclusiva todas las responsabilidades del sector y donde la CFE era la única que podía generar.

Todos los países, incluyendo naciones como Cuba, Rusia o China, han abandonado esas prácticas. Sólo México y Corea del Norte mantenían al gobierno como único responsable del sector energético.

Desmantelar la reforma energética de Peña Nieto sería un enorme retroceso para el país y convertiría al sector en un foco de problemas financieros y económicos, en lugar de una palanca de desarrollo.

Hasta el próximo lunes y, mientras, no deje de seguirme en mi página de FB, Perspectivas de Luis Enrique Mercado y en mi twitter, @jerezano52.