La cantidad de personas en situación de calle en la frontera norte de México podría incrementarse drásticamente con el aumento de deportaciones desde Estados Unidos. Elementa DDHH presentó un informe en Tijuana sobre personas sin hogar y consumo de sustancias, destacando que la migración juega un papel crítico en esta crisis.
Políticas públicas insuficientes para la salud mental de deportados
Adriana Muro Polo, directora ejecutiva de Elementa DDHH, señaló que los programas sociales existentes no bastan para abordar las necesidades de las personas deportadas.
Además, resaltó el impacto emocional que sufren los connacionales devueltos contra su voluntad, subrayando la necesidad urgente de atención integral en salud mental.
“Es necesaria una política de salud mental y espacios que ofrezcan contenciones para no caer en los consumos problemáticos (de sustancias)”, destacó Adriana Muro Polo.
La falta de atención psicológica agrava las condiciones de las personas deportadas, exponiéndolas al crimen organizado y al consumo de sustancias.
“Con este discurso de ‘vamos a proteger a los migrantes que sean deportados’, ¿cómo realmente les vamos a abrir las puertas? Una tarjeta de 2 mil pesos no es la solución, necesitamos políticas públicas claras”, criticó Muro Polo.
Elementa DDHH advirtió que la falta de garantías de seguridad contribuye a que los deportados se conviertan en blancos fáciles para el reclutamiento por parte del crimen organizado. La indiferencia política deja a estas personas en una situación de mayor precariedad.
Impacto de las deportaciones en el consumo de sustancias
Renata Demichelis Ávila, directora de Elementa DDHH en México, lamentó que esta problemática persista sin solución a pesar de ser identificada por diversas administraciones.
“No es algo nuevo, el mismo gobierno tiene documentado cómo el fenómeno de la deportación impacta en el consumo de sustancias”, señaló.
Detalló que estudios del Instituto Nacional de Psiquiatría revelan que gran parte de los usuarios de drogas en la región son hombres migrantes, muchos de ellos deportados. Esta correlación evidencia cómo la deportación no solo afecta su estabilidad emocional, sino también su salud física.
Los gobiernos carecen de políticas públicas para atender esta crisis, lo que provoca un aumento en las muertes por sobredosis.
“Son considerados como seres desechables, que incomodan y que su mera existencia es vista como un problema”, denunció Demichelis Ávila.
Urgencia de devolver responsabilidad al gobierno
El informe presentado por Elementa DDHH subraya la necesidad de implementar estrategias de reducción de daños y políticas claras en salud mental. La indiferencia del gobierno perpetúa la desatención de los deportados, agravando su vulnerabilidad.
“Si ya lo saben, es importante devolverle la responsabilidad al gobierno”, concluyó Demichelis Ávila.
La crisis en torno a la salud mental de deportados exige una respuesta contundente e inmediata por parte de los tres niveles de gobierno.
