18 de marzo de 2025

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Apuntes de la Diáspora | Mirar otra vez

No sé que hubiéramos hecho sin las plataformas de streaming durante la pandemia, fueron un asidero y una invitación a la conversación. Al democratizar la tecnología, es decir que es posible ver producciones de todas partes del mundo, y que se puede producir contenido, por ejemplo, con herramientas sencillas y de fácil acceso; con criterios variopintos desde éticos hasta estéticos, hemos podido echar una nueva mirada a culturas que antes considerábamos paradigmáticas.

Unir en un solo caserío planetario aquellos lugares donde la endogamia, la religión y la ignorancia permean una cultura que da paso a tremendos abusos muy bien escondidos en el bajo alfombra de cada casa. Acercarnos a una concepción más realista del pensamiento crítico, o su ausencia, en sitios que antes se consideraban ejemplares, permite una reflexión que considero una oportunidad para replantear el rumbo: las personas que trabajan en, para y desde su comunidad para buscar una mejor perspectiva de la calidad de vida son las imprescindibles.

No existe algo así como el sueño americano, basta con ver las calles céntricas de las grandes urbes repletas de gente a la que su propia cultura arrastró a una adicción lastimosa, o los otros que están en sus reposet también intoxicados de medicamento y por otro lado, pueblos campos de concentración donde miles de personas viven convencidas de que su religión los va a salvar ¿de qué, si ya son un rebaño de autómatas? O los que trabajan para poder pagar el crédito que deben y poder seguir abonando a su eterna sed de shopping.

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Nada, ni al norte ni hacia Europa, cada vez más fascista, y sí hacia Latinoamérica, replantear nuestro papel en la Historia, independizarnos de la decadencia heredada. En fin, perdonen mi bitter que supone un llamado a la esperanza, un aplauso de pie a la reinterpretación aún más democrática del Cine, cuando Sartre dijo que el Cine era el arte más popular, democrático y concientizador, no se imaginaba la revolución que nos esperaba con el Internet y el streaming, que, aunque esté limitado por muchos tipos matizados de censuras, seguirá siendo un espejo de la realidad que no queremos ver y también una celebración de la realidad que nos da identidad.