Después de que la comentarista de salud de Fox News, la Dra. Kelly Powers, falleciera el 4 de diciembre a los 45 años de edad debido a un cáncer cerebral agresivo, diversas publicaciones en redes sociales han vinculado, sin fundamento, su muerte con las vacunas contra el COVID-19. Sin embargo, no hay evidencia de que las vacunas provoquen o empeoren el cáncer.
Kelly Powers fue diagnosticada con glioblastoma, una forma agresiva de cáncer cerebral, en julio de 2020, meses antes de que las vacunas comenzaran a distribuirse en EE. UU. en diciembre de 2020.
No hay evidencia de que las vacunas contra el COVID-19 tengan vínculo con el cáncer
Si bien las vacunas contra el COVID-19 pueden generar efectos secundarios como fatiga y dolor en la zona de inyección, no hay evidencia de que las vacunas causen cáncer o lo empeoren en personas que ya lo padecen.
De acuerdo con una publicación en Facebook del 16 de abril realizada por America’s Frontline Doctors, se destacaba un artículo de revisión publicado en el International Journal of Biological Macromolecules para afirmar que “las vacunas de ARNm contra el COVID-19 podrían ayudar al desarrollo del cáncer”.
Sin embargo, el artículo fue revisado por FactCheck, que descubrió que se basaba en otros artículos publicados y no contenía investigaciones originales. Diversos expertos han señalado que se malinterpretaron varios estudios sobre el papel de la modificación del ARNm, ya que no hay evidencia de que dicha modificación aumente el crecimiento del cáncer.
En 2023, surgieron otras afirmaciones engañosas que señalaban un supuesto estudio en el que se afirmaba que el ARNm de la vacuna Pfizer podía provocar un “cáncer turbo”. Las afirmaciones decian que un ratón participante en la investigación “murió repentinamente”. Sin embargo uno de los coautores de dicho estudio aclaró que su investigación había sido malinterpretada. El informe, publicado en Frontiers in Oncology, analizaba el caso de un solo ratón que falleció debido a un linfoma, de un total de 14 ratones a los que se les administró una dosis alta de la vacuna Pfizer/BioNTech por inyección intravenosa.
Posteriormente, los autores añadieron un anexo al artículo para precisar que, después de vacunar a más de 70 ratones, solo uno desarrolló algún tipo de cáncer en la sangre. También recalcaron que, al tratarse de un informe de caso, no se puede inferir una relación causal entre la vacunación y el desarrollo del cáncer. Subrayaron, además, que su investigación no altera el “sólido perfil de riesgo-beneficio” asociado a la vacuna y rechazaron de manera categórica el uso del término “cáncer turbo”.
El glioblastoma es muy agresivo
El tipo de cáncer cerebral que tenia Powers es poco común, difícil de tratar y sus causas son desconocidas. El glioblastoma, clasificado como un cáncer cerebral de etapa 4, es extremadamente agresivo. Según la Glioblastoma Foundation, se caracteriza por ser invasivo y de rápido crecimiento, con un pronóstico generalmente desfavorable. Incluso con tratamiento, la supervivencia promedio es de aproximadamente 15 meses. Sin embargo, las mujeres y los pacientes más jóvenes tienden a vivir un poco más.
La vacunación contra la COVID-19 resulta particularmente crucial para quienes padecen cáncer. Como explica la Sociedad Estadounidense del Cáncer en su página web, las personas con cáncer pueden enfrentar un mayor riesgo de complicaciones graves si se contagian de COVID-19, ya que su sistema inmunitario puede estar debilitado debido a la enfermedad o sus tratamientos. Vacunarse es una de las maneras más efectivas de reducir ese riesgo.