Hace doce años una decisión difícil y la falta de opciones médicas en Tijuana obligaron a Amelia Gil Chávez a migrar por salud.
La prioridad era asegurar la vida de su hijo diagnosticado con acondroplasia antes de nacer, pese a que los médicos le recomendaban interrumpir el embarazo.
Hoy en Chula Vista, California ella nos cuenta cómo ha sido llevar el tratamiento de un jovencito que ya cursa la educación secundaria y recibe múltiples beneficios que en México jamás obtendría.
Descubriendo la acondroplasia:
La acondroplasia es una condición genética que limita el crecimiento óseo, afecta no solo la estatura, sino que puede conllevar serias complicaciones de salud.
Esta puede incluir problemas respiratorios, presión en la columna vertebral y dificultades para moverse.
Amelia contó que luego de recibir servicio por parte de lo que en ese año era el Seguro Popular, acudió a servicios particulares para que le realizaran un ultrasonido.
“Me vieron al bebé y dijo el doctor, ‘ ¿sabes qué? Ese bebé no solo trae enanismo, también trae labio leporino y probablemente paladar hendido.
Ese bebé viene muy mal, deberías abortarlo. Ese niño tiene acondroplasia, va a ser un enanito, enanito de circo’ y ahí me puse a llorar horriblemente”, relató.
Detalló que pese a conocer la opinión del médico el interrumpir el embarazo no era opción por lo que el mismo doctor le sugirió irse a Estados Unidos a la brevedad.
Consecuencias de migrar por salud, servicios múltiples y atención adecuada
Los últimos meses de gestación tampoco fueron fáciles del otro lado de la frontera, incluso, las esperanzas eran tan bajas que Amelia tuvo que firmar la autopsia de su hijo antes del parto.
Sin embargo, una vez que nació empezaron todas las atenciones que requería el menor.
Lo cierto es que al paso de los años el regresar a Tijuana nunca ha sido una opción para esta madre y su hijo ya que es consciente de la brecha que existe entre un país y otro.
“Hay un medicamento que se llama Voxzogo son unas inyecciones que ayudan en el crecimiento para los niños y no existe en México aún, le dan terapias física y ocupacional y todo gratuito”.
Una vida que en México no tendría
La acondroplasia provocó en el menor problemas auditivos y el gobierno estadounidense le acaba de proporcionar aparatos con un valor de 14 mil dólares.
De igual forma le ha abastecido de lo necesario para su desarrollo, desde carriolas especiales hasta terapias de lenguaje.
En la escuela que asiste, toma clases personalizadas dentro de un grupo especial, con otros menores con alguna discapacidad.
“Las veces que ha estado hospitalizado por meses un maestro viene y le da clases en la casa”.
Además, es beneficiario del programa “In home support services” que le paga a Amelia por cuidar a su hijo y atender actividades como llevarlo a sus terapias.
Y por si fuera poco, el menor juega beisbol en un equipo de gente especial de Los Padres de San Diego.
La historia de esta madre de familia, es una de tantas muestras de como la deficiente oferta médica que hay en México puede causar cambios radicales, como el migrar por salud.
Amelia Gil reiteró que se ha enfocado tanto en atender a su hijo que no ha volteado a ver otros casos pero invitó a otros padres de familia que pasen por una situación como la de ella a exigir servicios de salud dignos.
“Es increíble cómo estando al lado del país con mayor poder (entre comillas, ya), se esté tan atrasado con todos los servicios que hay aquí y allá no hay”, concluyó.