Era muy pequeña cuando en 1988 el fraude electoral perpetuado desde el PRI impuso a Carlos Salinas de Gortari como presidente de México. El presidente más nefasto en la de historia de este país. A partir de ese momento marché junto a mi madre, una activista social y feminista irreprochable, durante varios años exigiendo justicia por las causas que ella consideraba urgentes para transformar nuestro mundo. Además de la denuncia del fraude, también por la lucha de las mujeres a una vida libre de violencia, el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos: al aborto seguro y gratuito, y a la garantía por parte del Estado de estos derechos.
Me educaron, afortunadamente, grandes humanistas, mis abuelos, mis padres, mis maestros. Y por supuesto que fui educada en los ideales de la Izquierda, que básicamente busca la igualdad, la libertad y la fraternidad entre las personas. Concretamente, en la actualidad busca un Estado progresista que de garantía de los derechos humanos básicos a toda la sociedad y que regule por todos los medios el poder hegemónico del capitalismo para una repartición justa de la riqueza, comenzando por salarios justos e igualdad de oportunidades, que pasa, por supuesto, por el acceso universal a servicios de salud, seguridad, educación, cultura, etc.
Pero yo seguí marchando… porque el monstruo sanguinario del poder no se detiene, hasta que un día me tocó participar de una victoria conquistada: el 2 de julio de 2018, el pueblo de México vio su voluntad cumplida. Hoy me ocupa despedir a nuestro todavía presidente Andrés Manuel López Obrador, y decirle que fue, es y será un honor haber luchado a su lado para dignificar los derechos de un pueblo sistemáticamente abusado, humillado, derrotado.
Muchos temas quedaron pendientes, muchas decisiones verán sus resultados en el siguiente sexenio, la migración es uno de los fundamentales en que habremos de estar pendientes, desde la crítica y la autocrítica, y que lamentablemente depende tanto del subyugante poder de los Estados Unidos y otras naciones, de su corrupción y sus políticas racistas. Muchas dudas me asaltan, la militarización es una que considero de particular cuidado, pero no hay cambio sin revolución, sin radicalización en puntos de inflexión determinantes para el objetivo, sea entonces que veremos el éxito o fracaso de éstas. Pero tantos otros se convirtieron en realidades para la gente invisible, de la que muchos ignoran o pretenden ignorar su existencia y a los que la 4T dio un lugar y un trato digno. Una narrativa donde su existencia es fundamental para el desarrollo político y económico de una nación: la clase trabajadora, los lumpen, los descastados…
Un presidente que deja su mandato con un porcentaje de aceptación histórico, aquí y en todo el mundo, Obrador es el presidente del pueblo, el que a través de sus mañaneras supo generar una herramienta para la concientización política, que proporcionó argumentos contundentes y discutió ideas, muchos dirán que es propaganda, sobre todo los dueños del Capital, que jamás le validarán un ápice, porque es, obviamente, su enemigo declarado. El que expuso a todos los empresarios que debían millones de millones de impuestos, a la cúpula política corrupta, a los dueños de los medios de producción que pagan tres pesos a sus empleados por jornadas de trabajo extenuantes, políticos que hacen negocios con sus amigos y familiares cercanos, cediéndoles contratos absurdamente millonarios, el que expuso al poder judicial y su infinita corrupción, sus acuerdos podridos que pasan de largo de la ley, la ética y la honorabilidad humanas, el que también expuso a la Academia, plagada de mediocres y corruptos. Y el que, con una humildad conmovedora, dice que nuestra próxima presidenta hará un trabajo mucho mejor que él y culminará procesos determinantes para un mejoramiento exponencial de las condiciones de vida de los mexicanos, pero de los más importantes para que un país tenga un crecimiento social igualitario: los pobres.
Nos guste o no, sobre todo a la golpeada clase media, y mucho menos a los ricos y abusivos patrones de este país empobrecido por sus prácticas de abuso y corrupción, les guste o no: primero los pobres.
Entonces hoy me permito, desde mi corazón, decirle a este gran estadista, a este enorme luchador social, nuestro querido y entrañable AMLO: hasta siempre, que todas las bendiciones te colmen y te acompañen en tus nuevos caminos, gracias, gracias siempre.