Entre los estragos de la movilidad humana, la salud mental de la niñez migrante es uno de los factores menos atendidos.
En Tijuana, entre más de 30 albergues solo se cuenta con una psicóloga que se encarga de brindar atención a los menores que acompañan a sus padres en el camino migratorio.
Sin embargo, pese al poco personal, la demanda de atención es muy poca ya que en la mayoría de los casos se prioriza voltear a ver otros problemas.
Atención a la salud mental de la niñez migrante, un trabajo reciente
Diana Arenas, psicóloga encargada de infancias y familias de la Alianza para la Salud de las y los Refugiados destacó que el trabajo enfocado a la salud mental de la niñez migrante, tiene poco tiempo de haber iniciado.
Resaltó que fue en 2022 cuando se acercó a la institución donde inició labores como parte de un programa externo de salud mental.
Sin embargo, con la nula información previa que permita establecer patrones y estadísticas, profundizó su trabajo.
Un año después detectó que los distintos tipos de violencia son los que han dejado mayores estragos en las infancias en movilidad.
“La mayoría es violencia intrafamiliar, abuso sexual, violencias físicas y psicosociales que han tenido las infancias en su camino y también el estrés post traumático”.
Niñez estresada por no disfrutar de su infancia
Por otra parte, la psicóloga Arenas explicó que se detectó que en los albergues los menores viven un alto nivel de estrés ya que no pueden realizar actividades cotidianas como jugar libremente o asistir a la escuela.
“Eso genera a veces una dinámica familiar complicada pese a todo lo que tienen extra las familias”.
Entre los rangos mayormente atendidos oscila entre los 5 y los 13 años ya que son quien expresan con más facilidad su situación.
“He ido a todos los albergues, la verdad es que se busca hacer voz, en el primer año era la única psicóloga y no se me llenaba la agenda.
Algo estaba sucediendo porque en ese sentido no estaban dándole voz a las infancias”, señaló.
Invita a voluntarios a sumarse a la atención
Diana Arenas comentó que en medida de que incremente la demanda de consultas para atender la salud mental de la niñez migrante, será necesario más personal.
Detalló que si bien, hace falta destinar recurso económico a esa función, existe el espacio para que estudiantes y practicantes puedan ayudar a brindar el servicio.
“Aquí es un área de aprendizaje para la gente que quiere venir a adentrarse al mundo de la movilidad humana”.
Para mayores informes a toda persona interesada en unirse a la atención de la salud mental de la niñez migrante, pueden contactarse en las redes de Refugee Health Alliance.
De igual forma en el apartado de “voluntariado” dentro de su portal de internet donde también publican algunas vacantes en psicología y psiquiatría que tienen actualmente.
