La fotografía y las diásporas contemporáneas tienen vidas paralelas, comienzan en el siglo XIX y van evolucionando conjuntamente, los migrantes desarrollaron un negocio lucrativo al tomar fotos para las personas en traslado, así como también documentaron los diferentes sitios y lugares donde elegían establecerse; lo que también permitió el surgimiento de mercancías ligadas a los visual y un mercado para estos objetos.
También en tiempos de guerra la fotografía permite hacer público el horror de la persecución que vivieron las minorías, las sociedades y los ejércitos. Documentar el proceso migratorio así como su carácter público y privado, ha permitido sensibilizar a la población sobre el impacto sociocultural que la migración representa en los ámbitos geopolíticos e históricos.
No son pocos los artistas e investigadores que han profundizado en este tema, pero lo que aquí nos ocupa será resaltar la importancia de documentar un proceso migratorio. ¿Qué implica documentar el proceso migratorio? Naturalmente no se limita a tomar fotografías que puedan tener únicamente una perspectiva estética, si no también acompañar las imágenes de un contexto social y político.
Hacer un proyecto, concebirlo, que en pocas palabras involucra un principio, un desarrollo y un fin. ¿Por qué migramos? ¿De dónde a dónde vamos?, ¿Qué sucede durante el traslado?, ¿Qué problemas encontramos, qué autoridades o grupos nos amenazan y violentan?, ¿Quiénes nos apoyan en nuestro camino, quiénes nos reciben?, etcétera. El hecho de documentar implica investigación, estrategia, logística y experimentación de campo.
Algo que los migrantes ya hacen de por sí. La accesibilidad de las tecnologías tanto para capturar las imágenes como para publicarlas convierte este proceso en un fenómeno de horizontalidad informativa global, lo que a su vez empodera y reivindica a las personas en traslado. Hacer de esta documentación una herramienta narrativa pero también otra de denuncia, implica protegerse en los traslados y ante las diferentes instituciones con la que se habrá de tratar.
No sólo en el ámbito íntimo, entre la familia y amigos, de igual manera que se hace una preparación previa, que incluye la investigación, las redes de contactos, las comunidades de destino y apoyo, se calculan costos, etc. Generar la posibilidad de realizar una obra, un documento histórico, es abrir una puerta para regresar a casa y otra para entrar a dónde uno se dirige, y tal vez, darle un sentido a la incertidumbre y la circunstancia que nos obliga a irnos…
