La Basílica de Guadalupe en Ciudad de México es uno de los recintos religiosos más importantes a nivel internacional, pues cada año el 12 de diciembre acuden al recinto alrededor de 3 millones; y en la semana del 8 al 12 de diciembre acuden un promedio de 11 millones de feligreses.
El templo alberga la imagen de la virgen María que le apareció milagrosamente a San Juan Diego el 12 de diciembre de 1531 en el cerro del Tepeyac.
Sin embargo, a lo que se podría pensar, La Basílica erigida al norte de la Ciudad de México no le pertenece a la Arquidiócesis Primada de México, tampoco a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Basílica de Guadalupe propiedad Federal
La Basílica de La Virgen de Guadalupe le pertenece al Gobierno Federal, pues es una propiedad Federal; esto se debe a que los bienes eclesiásticos fueron desamortizados por la “Ley Lerdo” en 1856 y nacionalizados en 1859 por la “Ley Juárez”.
Después vino la promulgación de la Constitución de 1917. Esta carta pavimentó el camino para que comenzará la Guerra Cristera; durante esta guerra religiosa muchos católicos de diversas partes del país se levantaron en armas en contra del Gobierno Federal. Aunque La Guerra Cristera culminó en 1929, no fue hasta 1992 que la constitución se reformó y se promulgó la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público que reconoce el estado jurídico de la Iglesia Católica en el país.
La idea de la construcción de un reciento especial para la Virgen de Guadalupe inició después de que se le apareció a Juan Diego en 1531 en el cerro del Tepeyac, en dicha aparición la Virgen expresó su deseo de que construyera ahí su “casita sagrada”; pero fue hasta 1695 que se estableció una ermita cuya estructura se puede apreciar a un lado del altar de la antigua parroquia de Indios.
Fue hasta el siglo XX que se promovió la construcción del nuevo recinto. El proyecto de la nueva iglesia se le presentó al presidente Gustavo Díaz Ordaz, recordándole la importancia de La Virgen para el pueblo mexicano. La construcción comenzó en 1974 y en 1976 se terminó la construcción. El costo total no fue asumido en su totalidad por la iglesia católica, sino que el Gobierno Federal prestó el dinero.
El préstamo fue cancelado por el gobierno del presidente José Díaz López Portillo, en ese momento se argumentó que se trataba de una obra hecha en beneficio del pueblo de México.
Ante las especulaciones de que las autoridades federales podrían cerrar la Basílica de Guadalupe y convertir sus instalaciones en un museo, la respuesta es que si, el gobierno federal sí tiene la facultad de poder dedicarlo para otros usos. Pero hasta el día de hoy solo son especulaciones y no ha habido ninguna intención de la federación de hacer uso de las instalaciones.
Con información de Aciprensa