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OPINIÓN | Con el cierre de la frontera, llegar a Tijuana no garantiza la entrada a EEUU

El cierre de la frontera ha afectado a decenas de miles de personas que buscaban protección en Estados Unidos

La mayoría de nosotros ha escuchado del cierre de la frontera de Estados Unidos bajo el Título 42, todo por la pandemia.

En este sentido, la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) prohíbe la entrada de ciertas personas que “potencialmente representan un riesgo para la salud“,  ya sea por las restricciones de viaje previamente anunciadas o por haber ingresado ilegalmente al país con el fin de “eludir las medidas de detección médica”.

Esta medida de control permitió y aumentó la deportación de las personas que entran de forma “ilegal”. Es decir, que por el Título 42 los agentes fronterizos pueden expulsar inmediatamente a los migrantes que ingresan a través de Canadá y México hacia EE.UU. Cabe mencionar que las/os niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados están exentos de esta medida.

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Según la CBP, las personas que son detenidas no son retenidas para su procesamiento, sino son expulsadas inmediatamente a México.

Los mismos  datos de la CBP afirman que desde marzo de 2020 hasta abril de 2022 se habían enviado de regreso a México o a su país de origen a 1.7 millones de migrantes —que es la cifra más alta registrada.  

Además, los agentes fronterizos de la CBP no están permitiendo la entrada a personas que piden asilo.

Me encuentro en Tijuana mientras escribo estas líneas, después de pasar varias horas en la línea fronteriza de San Ysidro observando y escuchando a las personas que llegan con los agentes de migración. La misma historia se repite cuando llegan las personas migrantes —en su mayoría mujeres con sus niños pequeños, quienes temblando de miedo y frío les piden que les dejen cruzar para pedir refugio.

La respuesta casi siempre es negativa y agresiva:

“aquí no se puede, tienen que ir al Chaparral”.  

Cierre de la frontera afecta a solicitantes de asilo

Con un poco de esperanza, las personas deciden intentar cruzar por la otra entrada peatonal; sin embargo, la encuentran cerrada.

Si tienen suerte, se encuentran a alguien que trabaja en una organización civil y les explican que deben hacer: primero, deben ir al antiguo palacio municipal— institución encargada de asuntos migratorios— en donde les buscarán un lugar en donde se puedan quedar, ya que el proceso para pedir asilo es mucho más largo de lo que piensan.  

Con el cierre de la frontera, solo algunas personas adultas que pueden entrar por tener casos de emergencia como ser perseguidos o tener problemas de salud. Las personas que entren deben tener a un familiar que sea responsable de ellos en EE.UU.— a esos casos los llaman las excepciones al T-42. Para poder ser eligible como caso de excepción, las personas deben llenar una encuesta o acercarse a las oficinas de una organización que tienen abogados que se dedican a esos asuntos en la frontera, siendo un proceso de espera que puede tardar hasta 6 meses o más.  

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La frontera sigue cerrada

Afortunadamente, han seguido los esfuerzos por parte de organizaciones de la sociedad civil y por las mismas instituciones de Estados Unidos, para acabar con esta política que claramente viola los derechos humanos. De acuerdo a CNN, este 15 de noviembre, el juez de distrito Emmet Sullivan en Washington bloqueó el Título 42 y dijo que encontró que la orden era “arbitraria y caprichosa en violación de la Ley de Procedimiento Administrativo”.  

Ahora, a un mes de este bloqueo, la frontera norte sigue cerrada y se escuchan rumores de que van a quitar el T-42 que presenta un ejemplo de control migratorio que viola los derechos humanos de que las personas que buscan de protección porque han sufrido o sufrirán persecución o temen por su vida, mientras la frontera permanece cerrada para las personas sin documentos.