La familia Quintana, originaria del estado de Puebla y todavía conservan una de las tradiciones más bonitas para celebrar el día de muertos.
Esta familia se encarga de hacer las famosas calaveritas de azúcar que se usan para decorar las ofrendas.
La familia Quintana
Durante más de 100 años el negocio Arte Mexicano El Colobrí, se han dedicado a la elaboración de las artesanías de cobre y barro.
Ernesto Quintana Reyes, es un artesano de dulces típicos, pertenece a la quinta generación de su familia que mantiene viva esta bonita tradición.
Ernesto dice que es un dulce fácil de hacer, pero se puede tardar hasta cuatro días en hacer una calaverita, por todos los pasos que se deben seguir y el proceso de secado para que no se maltraten.
Anualmente hacen un aproximado de 25 mil calaveritas, de las cuales, la mayoría son exportadas a España y Alemania.
Debido al proceso tardado de las calaveritas, empiezan su fabricación desde junio para poder terminar con todos los pedidos.
Las calaveritas de azúcar
Esta es una tradición del día de muertos que se originó desde la época prehispánica y que sigue arraigada aunque desde hace muchos años también se hacen de chocolate.
Las famosas calaveritas se elaboran con azúcar, agua y colorantes vegetales.
Por sus colores y elaboración artesanal, las calaveritas de azúcar son únicas en el mundo, además de que es muy importante que lleve el nombre de la persona a la que esta dedicada.
¿Cómo se hacen?
El primer paso es colocar azúcar en un cazo de cobre con agua y hervir durante 15 o 20 minutos, a una temperatura de 110 grados.
Una vez que el azúcar este listo, se vierte en moldes de barro que previamente fueron sumergidos en agua para que se logre el enfriado perfecto y se puedan desmoldar.
Según Ernesto, este es el proceso más rápido, ya que para llenar los moldes y desmoldarlos tardan dos o tres minutos.
Después inician con la decoración, primero se pega el papel en la frente para poner el nombre y los papelitos que simularán los ojos.
Una vez que se hayan pegado los papeles, empiezan a darle vida a las calaveritas, con una mezcla de azúcar y colores vegetales.
Con ayuda de una duya se van poniendo los detalles coloridos al rededor de toda la calaverita.
Una vez terminadas, se deben secar a temperatura ambiente para evitar que cuando se empaquen se vayan a romper.
Y así es como esta familia mexicana, sigue manteniendo esta bonita tradición para el día de muertos.