La Guerra Fría fue un enfrentamiento a nivel militar, político, económico y social entre el bando capitalista (occidente) y el bando socialista (oriente), liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética respectivamente.
Este enfrentamiento sucedió a la II Guerra Mundial y a pesar que a nivel militar no tuvo tanto impacto, su duración y consecuencias han quedado para la historia. Es por ello que, en este artículo vamos a hablar en concreto de la migración durante la Guerra Fría, una de las guerras que más trascendencia social ha tenido en la historia de la humanidad.
Las migraciones durante la Guerra Fría
Una guerra de estas dimensiones no fue buena para nadie, pero sin ninguna duda los más afectados a nivel social fueron los ciudadanos de los países del este de Europa.
Puedes leer un ensayo de la guerra fría para ver la magnitud que tuvo este acontecimiento y conocer un poco más sobre este; en este artículo solo hablaremos de la migración.
A lo largo de la guerra hubo varios acontecimientos relacionados con la migración que marcaron mucho los años siguientes y es de estos de los que vamos a hablar a continuación.
Restricciones de emigración en la URSS
Poco después del comienzo de la guerra, durante el primer movimiento bolchevique, el régimen aprobó la supresión de pasaportes y prohibió la salida de los nacionales beligerantes.
Esto marcó el principio de un control muy exhaustivo de la emigración de la URSS y es que a partir de 1919 salir del país se convirtió en todo un reto. Se necesitaba una aprobación del NKVD para salir del país, lo cual limitó mucho.
Con el paso de los años el control se hizo más exhaustivo y la gente empezó a intentar marcharse del país al margen de la ley.
En 1936 la Constitución Soviética promulgó la emigración legal; sin embargo, a pesar de lo que se esperaba, prácticamente no se produjo y simplemente sirvió para la reagrupación familiar y algunas deportaciones forzadas.
Huidos y expulsados alemanes del Bloque del Este
Este fue sin duda alguna uno de los movimientos más grandes de la historia de Europa moderna.
Entre 1944 y 1948, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se produjo la huida o expulsión de más de 12 millones de alemanes del Bloque del Este.
Muchos de los que no se dignaron a abandonar la zona fueron asesinados. De hecho, años después llegaron noticias de lo que se llamó la “matanza de Nemmersdorf”.
Migración europea de la masa del Este hacia el Oeste
La ocupación Soviética de algunos países del este hizo que muchos de sus habitantes decidieron escapar. Estos no estaban dispuestos a ser gobernados por dictadores y mandatarios soviéticos y poco a poco fueron emigrando a países de Europa occidental, donde no había control soviético.
Para 1950, más de 15 millones de inmigrantes llegaron a Europa occidental procedentes de Europa oriental.
Fuga de cerebros
Por regla general, la mayoría de inmigrantes son jóvenes, personas que no están dispuestas a vivir subyugadas a un gobierno autoritario.
La escapada de jóvenes del este de Alemania y de los países Soviéticos supuso una fuga de cerebros. Esto quiere decir que las mentes más preclaras del país, que fueron preparadas para, en un futuro, dirigir las empresas más importantes del país y las investigaciones, salieron del país en busca de una mejor vida.
La fuga de cerebros supuso un gran problema y se han tardado muchas generaciones en poder mostrar una estabilidad que haga que los jóvenes quieran quedarse a vivir en estos países que tanto sufrieron durante la Guerra Fría y la Segunda Guerra Mundial.
Conclusión sobre la migración por la Guerra Fría
Las guerras nunca traen nada bueno para los ciudadanos. Normalmente este tipo de acontecimientos tiene lugar por problemas políticos y económicos, pero nunca causados por los ciudadanos, sino por los gobiernos.
Los habitantes de los países son siempre los afectados de este tipo de problemas y es por ello que muchos deciden abandonar su país y buscar un sitio mejor para ellos y sus familias. La Guerra Fría trajo consigo pobreza, miseria, dolor y una gran cantidad de problemas sociales que todavía tienen consecuencias a día de hoy. Por desgracia, el ser humano no aprende y por mucho que experimentemos que las guerras nos hacen mal y nos hacen dejar de avanzar como sociedad, seguirán ocurriendo.
