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OPINIÓN | Asilo en la frontera norte de México; derecho humano o privilegio

Las solicitudes de asilo en la frontera norte de México con la llegada de miles de Ucranianos ha demostrado que no se trata de quien lo merece sino quien lo obtiene

El mecanismo especial para procesar a las personas provenientes de Ucrania que huyen de la guerra, además de evidenciar que la política migratoria de la administración Biden mantiene tintes de racismo y exclusión, también ha despertado suspicacia sobre el verdadero trasfondo del famoso Título 42 y otras medidas restrictivas de la política de asilo como el famoso Protocolo de Protección Migrante, las listas de espera o “metering” y el cierre de la frontera, impuestas por la administración Trump y mantenidas por el gobierno de Biden, siempre con la complicidad del Gobierno de México.

Estas medidas que prácticamente han desmantelado la figura del asilo, por un lado las listas o metering bajo la eterna justificación de falta de recursos humanos y financieros para procesar solicitantes de asilo en los puertos de entrada y por el otro el título 42 arguyendo temas de salud de salud pública asociado a la pandemia COVID 19 que facilita la expulsiones de migrantes ha la frontera norte de México.

Hasta antes de cierre de la frontera en Tijuana BC se tenía registro alrededor de 9 mil solicitantes de asilo en EEUU anotadas en una lista (metering); como parte de un mecanismo dudoso, ahora declarado ilegal por una corte federal de los EUA, acordado por las autoridades locales en ambos lados de la frontera, que consistía en dosificar en pequeñas cantidades los solicitantes de asilo admitidos diariamente, bajo el eterno argumento de insuficiencia de recursos humanos y financieros para procesamiento.

Sin embargo con la llegada de los refugiados ucranianos a principios de marzo de 2022…

Ese canon desaparece así como la aplicación del título 42, se habilita un mecanismo de admisión exclusivo para esa población. Las autoridades norteamericanas habilitan el puerto de entrada conocido como el Chaparral que había permanecido cerrado desde hace 2 años y comienza a procesar 500 personas al día, a la fecha han ingresado por la frontera Tijuana-San Diego alrededor de 10 000 personas de origen ucraniano.

Todo esto sucede ante la sorpresa e incredulidad de cientos de familias provenientes de Honduras, El Salvador, Guatemala, Haití, Nicaragua, Venezuela y otros países africanos, además de los cientos de desplazados internos de Michoacán y Guerrero.

Seres humanos que huyen de otras violencias en otros contextos pero que les asiste exactamente el mismo derecho humano de solicitar asilo que la población de Ucrania, miles de niños enfrentando los mismos riesgos y con el mismo derecho a vivir una infancia feliz y libre de violencias que la niñez de ucraniana, todos en una espera perene en ciudades fronteriza con altos índices de violencia, expuestos y vulnerables, no es casual que la organización Human Rights First documentará 9886 casos de secuestro, tortura, violación y otros abusos en contra de las personas atrapadas o expusadas a la frontera norte de México durante los 2 primeros años de vigencia el Título 42.

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OPINIÓN | Migración por la guerra en Ucrania

Pareciera que los gobiernos se han olvidado de todo aquello que reconocieron al firmar la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948…

En cuyo preámbulo se destaca que  “… el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad” y su artículo 1º establece que

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos
con los otros.”

Corta memoria de los gobiernos más no de las organizaciones y activistas que nos mantenemos resistiendo en solidaridad, que defendemos, informamos y empoderamos a la población migrante que ha sufrido en carne propia los agravios de políticas migratorias crueles e inhumanas tanto de México como de los Estados Unidos de Norteamérica.

La aplicación selectiva de las leyes y políticas migratoria de por sí excluyentes y restrictivas resulta ser un criterio que lejos de favorecer los principios de la igualdad, la fraternidad y solidaridad entre la diáspora migrante, profundiza las desigualdades, la frustración y el sufrimiento de todos aquellos que han padecido la dicsriminación a lo largo de su vida y ahora se les priva de su legítimo derecho humano al asilo.

Paradójicamente hay algo rescatable de esta situación, sin saberlo los refugiados de Ucrania han contribuido al desmantelamiento de la simulación del gobierno de USA que eternamente ha argumentado carencia de recursos humanos y financieros para procesar de manera ágil y expedita solicitantes de asilo en sus puertos de entrada.
Actualmente los Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza, CBP por sus siglas en inglés, admiten a 500 ucranianos al día, hay una luz de esperanza en ello de que se apliquen  esos mismos o mejores estándares en la admisión de los otros miles de solicitantes de asilo atrapados en esta frontera Tijuana San Diego.

Que así sea.