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“Trabajo solo dos días por semana debido a la pandemia”: Mario Juárez

“Trabajo solo dos días por semana debido a la pandemia”: Mario Juárez
Debido a la pandemia, Mario Juárez trabaja menos días a la semana y las juntas no le salen, pero no ha recibido apoyos económicos.

El primer año de la pandemia ha traído a Mario Juárez, migrante mexicano en California, menos trabajo y un periodo de descanso obligatorio para atender sus padecimientos respiratorios. “Actualmente, trabajo solo dos días por semana”, afirma el trabajador de 61 años.

Conexión Migrante sigue la historia de Mario desde julio del 2020. Ha vivido 20 años en Estados Unidos, pero su estatus aún de indocumentado. Por esta razón, acepta compartir su historia, pero ofreciendo un nombre ficticio. No desea tomar riesgos adicionales de deportación dando su identidad real.

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Desde el 2014, Mario trabaja en un almacén especializado en la importación y venta de artículos de piel de origen chino. Por ejemplo, bolsas de mano, carteras y maletas. Durante las primeras semanas de la pandemia de Covid-19 siguió trabajando, pero las ventas cayeron rápidamente y esto impactó la carga laboral.

Actualmente, dice, trabaja solo dos jornadas por semana y no ha recibido ningún tipo de ayuda económica gubernamental.

Sin apoyos económicos gubernamentales

Mario padece de las vías respiratorias desde la niñez, un problema que inició desde que lo operaron de las amígdalas, recuerda. Coincidentemente, cuando la pandemia inició, en marzo del 2020, él tenía molestias en la garganta y dolor de cabeza.

En aquel momento había menos información y la instrucción del gobierno y las autoridades sanitarias era que, ante el primer síntoma que uno tuviera relacionado con el coronavirus, la gente debía confinarse en su casa. Así que Mario pidió unos días en su trabajo de descanso forzado por las circunstancias.

“No fui al doctor, ni me he hecho pruebas de Covid-19, aunque aquí ya han abierto más de lugares para hacerte el test. En aquel momento, no recibí ningún apoyo particular de mis jefes, la verdad es que son muy codos”, dice.

El migrante se fue restableciendo solo, y su principal problema ya no eran sus malestares físicos sino la falta de ingreso.

“El trabajo en los almacenes no siempre es constante, hay temporadas altas y bajas. Mi función es recibir la mercancía que llega de China y descargarla”, explica.

A inicios de junio de 2020, Mario volvió a sus labores. Pero como el almacén había perdido trabajo, solo está laborando dos jornadas semanales de las 9 de la mañana a las 5:30 de la tarde. Es el mismo horario que tenía antes de la pandemia, pero no hay mucho trabajo. De hecho, solo hay seis empleados en este momento.

“No me salen las cuentas”, comenta Mario Juárez

“Me gustaría ir a trabajar más horas porque el costo de las cosas ha seguido aumentando, lo vemos en los alimentos, gasolina, teléfono y luz. Creo que lo que más ha aumentado es la comida”, dice.

A sus 61 años, Mario Juárez se siente bien físicamente, pese a pequeños achaques ligados a la edad, un tema sobre el cual bromea el propio entrevistado: “Mi cuerpecito va resintiendo los estragos de los años”. Enfatiza que actualmente no le salen las cuentas.

“La verdad es que me pagan regular, yo le calculo que con tres días semanales estaría bien. Pero sé que lo mejor que te puede pasar ahora, como migrante, es que no te reduzcan más las horas de trabajo”, admite.

Confía que en cuanto lleguen más pedidos al almacén, lo llamarán para laborar más tiempo. Pero el mercado sigue alicaído. “Antes los pedidos eran más regulares y eran muchos más”.

Mario Juárez todavía se cuida del coronavirus

El entrevistado ya usaba guantes para el trabajo desde antes de la pandemia, para evitar ensuciarse con todos los productos que se manipulan. Ahora, además de ellos también usa una mascarilla todo el tiempo.

“No sabemos en qué momento podemos contraer Covid-19 y teniendo precaución creo que el riesgo es menor”, reflexiona.

El almacén toma medidas adicionales para reducir, en la medida de lo posible, los contagios. Por ejemplo, le toman la temperatura a los empleados al llegar y éstas se registran en una bitácora. Y los dueños no están permitiendo que entren con mochilas grandes. Por otra parte, cada trabajador debe llevar la comida que consumirá a la hora del ‘lunch’.

Mario confía en que vendrán tiempos mejores y en que pronto, muy pronto, recuperará una vida parecida a la de antes.

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