A través de Twitter, Donald Trump anunció la despedida de Mark Esper, secretario de Defensa. En un hilo de mensajes, el mandatario anunció que el sustituto interino será Christopher Miller, quien asumirá el cargo de inmediato.
Me complace anunciar que Christopher C. Miller, el altamente respetado director del Centro Nacional Antiterrorismo (confirmado unánimemente por el Senado), será el secretario de Defensa en funciones, con efecto inmediato”, señaló el mandatario.
I am pleased to announce that Christopher C. Miller, the highly respected Director of the National Counterterrorism Center (unanimously confirmed by the Senate), will be Acting Secretary of Defense, effective immediately..
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 9, 2020
En un segundo mensaje, Trump aseguró que “Chris hará un gran trabajo”. Afirmó que “Mark Esper ha sido despedido”, aunque expresó que le gustaría “agradecerle su servicio”.
El Senado confirmó a Miller para el cargo actual con voto a viva voz. Por lo que se convertirá en el cuarto jefe del Pentágono en los cuatro años de mandato del presidente Trump. Cabe destacar que Esper fue confirmado por la Cámara Alta el 23 de julio de 2019, tras una votación de 90 votos a favor y 8 en contra.
Tensa relación con Esper
Este exmilitar y cabildero, de 56 años de edad, evitó confrontaciones con la Casa Blanca en materia de política exterior. Esper comenzó a distanciarse del presidente a raíz de la oleada de protestas que sacudió al país tras la muerte de George Floyd.
Ante los disturbios que se registraron en algunas ciudades, Trump amenazó con invocar la Ley de Insurrección de 1807, que hubiera permitido al presidente desplegar al ejército en suelo estadounidense para enfrentar las protestas, aunque el Ejecutivo descartó hacerlo en un principio.
Esper reaccionó asegurando desde la sala de prensa del Pentágono que esa ley solo debería ser invocada “en las situaciones más urgentes y extremas”. “No estamos ahora en una de esas situaciones”, afirmó. Asimismo, Esper, también se distanció de la línea establecida por la Casa Blanca en relación con la prohibición del uso de símbolos confederados en las Fuerzas Armadas.
La Confederación fue una agrupación de once estados del sur que defendían la esclavitud y que anunciaron su separación de la Unión Americana, desatando la Guerra Civil. Una de las reclamaciones de las protestas raciales era acabar con los monumentos a militares sureños que trufan el país.
Mientras que la presidencia rechazó de plano la posibilidad de valorar estas peticiones, al considerarlas un ejemplo de “supresión cultural”. El Pentágono vetó el uso de la bandera confederada, distintas ramas del ejército vetaron las referencias sureñas en sus insignias. Tanto Esper como el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, se mostraron abiertos a renombrar las bases militares.