Héctor Barajas, veterano de la ABN 82, fue deportado en el año 2004 y repatriado como ciudadano estadounidense en 2018.
Ahora comparte la experiencia de poder votar por primera vez ahora que regresó a casa con su hija.
Aquí sus palabras:
“El lunes 2 de marzo, emití mi voto por primera vez.
Esto se produce después de 16 años desde mi deportación como veterano de los EU.
Sé que esto no me salvará a mí ni a mi gente, pero es un paso que sé que no muchas personas con mi pasado o circunstancias tienen la oportunidad de tomar.
Realmente espero que eso cambie.
La oportunidad de votar no es solo un privilegio sino una responsabilidad.
Algunos estadounidenses que nacen con este privilegio nunca lo ejercen.
En un momento serví al ejército de los Estados Unidos, menos del 10 por ciento del país elige hacerlo.
Estaba dispuesto a morir por un país, incluso si las leyes no se aplicaban a mí o si la Constitución no me protegía por completo.
Pero estoy aquí contigo, intentándolo de nuevo porque, como mi regreso a casa, es todo un esfuerzo comunitario.
Seré honesto: me he encontrado luchando con cosas como la falta de vivienda, los pensamientos suicidas y la adicción.
A medida que continúo aprendiendo sobre mí mismo, cambiando cosas en mi vida, sigo descubriendo que no sé nada.
Cada día es una oportunidad para aprender de nuestras luchas, ya sea autoinfligido o por las circunstancias de la vida.
Pero cada día es un recordatorio de quién es esta comunidad.
Ahora trabaja con para ayudar a otros deportados
He decidido continuar mi trabajo para la Casa de Apoyo a Veteranos Deportados en EU todo el tiempo que sea necesario.
Especialmente con nuestra reciente adquisición de los 2.4 acres de tierra en México, lo que ayudaría a nuestros servicios en la frontera de manera exponencial.
Siempre necesitaremos simpatizantes, aliados y voluntarios.
Lo que es más importante, he decidido hacer un compromiso de por vida para tratar de construir relaciones más sólidas con mi familia.
La frontera me separó de los viajes en coche a la escuela y las cenas nocturnas, entre muchos otros recuerdos preciosos con mi hija.
Ahora que estoy en casa, ella es mi prioridad.
Mis congresistas, mi presidente no será perfecto. Pero exigiré que representen a nuestros veteranos deportados a casa y espero que se unan a mí.
Nuestros veteranos deportados son tan estadounidenses como cualquier ciudadano estadounidense.
Me atrevo a decir que han ido más allá por el servicio.
No somos menos estadounidenses debido a nuestras imperfecciones.
Con información de ACLU of Southern California
