Laura Peña, abogada que trabajó como ayudante legal en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), reveló varias de las injusticias y acusaciones falsas que la agencia inventaba para poder deportar a migrantes.
Peña contó a ProPublica algunas de las historias que ella vivió en carne propia por parte de la agencia, pues la falta de pruebas para acusar a migrantes fue la causa principal, ya que el objetivo era deportar a las personas, sin importar que no contaran con las acusaciones suficientes.
Uno de los casos más alarmante fue el de Carlos, un migrante salvadoreño que solicitó asilo político, pero los agentes fronterizos lo acusaron de ser miembro de la pandilla MS-13 lo cual lo afecto pues los “criminales” no son aptos para ingresar a Estados Unidos.
Sin embargo, Peña indago más sobre el caso, al ver que Carlos no cumplía con ninguna de las características que todos los miembros de la pandilla poseen, no tenía tatuajes referentes ni antecedentes penales, incluso llevaba una carta oficial del Ministerio de Justicia de El Salvador certificando que nunca había estado en la cárcel.
Carlos, desesperado no entendía porque lo acusaban de tal forma, ni siquiera abogados de ICE cumplieron con el principio fundamental: proporcionar prueba de su caso, evidencia contra la que puedan luchar.
“La mayoría de los migrantes que son arrestados en la frontera nunca ven a un abogado, y mucho menos entienden cómo luchar contra las acusaciones en su contra. Carlos fue una gota en un río de casos”, dijo Peña.
Otro de los casos fue el de una madre con su bebé quienes fueron acusados de presentar un documento falso, y ya habían sido programados para ser deportados, sin importar que la mujer había sido violada en áfrica por militares.
“Todo estaba en contra de los inmigrantes. La mayoría no podía darse el lujo de contratar a un abogado. Pocos ganarían sus casos”, dijo Peña al contar sus experiencias.
Paña trabajaba para el grupo legal sin fines de lucro Texas Civil Rights Project. Había pasado los últimos seis meses monitoreando los enjuiciamientos de “tolerancia cero” en el juzgado, y buscaba separaciones ilegales.
Criada en Harlingen, Texas, a poca distancia de México, Peña fue a la escuela con amigos indocumentados y amigos cuyos padres trabajaban para la Patrulla Fronteriza y los Servicios de Inmigración y Naturalización. Ella creció inmersa en la cultura de ambos lados de la frontera. Fue así como su gusto por el derecho surgió y no conformarse con las acusaciones que agencias como ICE dice.
Con información de ProPublica
