Ayudar a un migrante que buscaba asilo en Estados Unidos fue motivo suficiente para que la Patrulla Fronteriza detuviera a la activista, Ana Adlerstein, “tráfico ilegal de extranjeros”; lo peor es que los oficiales se negaron a escucharla y le dijeron “la Cuarta Enmienda no se aplica aquí”, de ese lado de la frontera era diferente.
Los hechos ocurrieron en el pasado domingo 5 de mayo en Arizona cuando Adlerstein acompaño a un migrante a un puerto de entrada fronterizo.
La Cuarta Enmienda, establecida en la Constitución de los Estados Unidos, protege dos derechos fundamentales: el derecho a la privacidad y el derecho a no sufrir una invasión arbitraria. La cual no fue cumplida por los funcionarios.
Adlerstein, es voluntaria en Casa de Migrantes, un refugio ubicado en Sonoyta, estado de Sonora, y por hacer sus funciones correspondientes en la organización, fue detenida por más de cuatro horas.
Durante este tiempo, los agentes de la CBP le negaron el derecho de un abogado y dijeron que darían seguimiento a su caso como “investigación en curso”.
La activista detalló toda su experiencia a Front Line Defender, una organización internacional que trabaja para proteger a los defensores de los derechos humanos. La entrevista fue recopilada por The Intercept.
En tanto, Sean Wellock, abogado del solicitante de asilo que acompañaba Adlerstein, pidió al medio de comunicación The Intercept, que ciertos detalles de su cliente no se hicieran públicos, ya que el migrante presenta grandes amenazas de violencia en México y ahora por la administración de Trump, los solicitantes no pueden cumplir con su procedimiento.
Wellock tomó el caso del solicitante de asilo tras enterarse de su rechazo en la entrada de Lukeville e implementó mediadas para que su cliente pudiera quedarse en EU.
Él mismo Wellock habló al puerto donde fue rechazado su cliente y esta vez se comunicó con un supervisor de CBP, quien le dijo que su cliente era aceptado siempre y cuando trajera el formulario de inmigración firmado y una carta de presentación del abogado.
Fue así como su cliente y Adlerstein emprendieron su viaje, sin embargo, cuando llegaron el mismo supervisor les dijo que no había espacio y regresaran en unas horas.
Alrededor de las cinco de la tarde regresaron y fue ahí cuando el solicitante de asilo cruzó la línea que marca el suelo estadounidense, un oficial exigió que detuvieran al migrante y a la activista,
Según él había un “extranjero ilegal y una contrabandista“.
Adlerstein recuerda que le dijeron “Estás contrabandeando, puedes ser arrestado por esto, no conoces la ley”.
La defensora llevaba una carta firmada de un abogado de la American Civil Liberties Union (ACLU), en la que explicaba que es ciudadana y que no respondería preguntas una vez que se estableciera su ciudadanía.
Aunque exigió llamar a su abogado, un oficial de la CBP le comentó a otros “dígale a su abogado que venga aquí. Nosotros también lo arrestaremos”.
El arresto marca una serie de acciones agresivas que las agencias de control de inmigración de la administración de Trump han tomado contra individuos y organizaciones que trabajan con migrantes. Estas incluyen el arresto de nueve proveedores de ayuda humanitaria en Arizona, el interrogatorio y restricciones de viaje.
También han sufrido activistas, periodistas y abogados de inmigración en el área de San Diego-Tijuana.
