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#HistoriasDeDeportados | Leyes implacables le negaron el permiso de residencia

Juan Luis con una camisa azul a cuadros delante de una puerta rosa
Tras pasar varios años en EU y tener su propia empresa, Juan L. se animó a tramitar su Green Card, sin embargo, nada salió como esperaba

Juan L. no tenía idea de que intentar regularizar su situación legal contrayendo matrimonio con su esposa estadounidense provocaría la separación de su familia y un ciclo de deportaciones.

“Tengo una esposa, una empresa y tres hijas allí [en EE. UU.]”, manifestó, sin rastros de acento extranjero, mientras se encontraba en el centro de recepción para deportados en Nuevo Laredo. “Las dos más grandes están en la universidad, una de ellas en Stanford, y esto supuso para mí un costo de USD 40 mil el año pasado”.

Juan se fue de México a Connecticut cuando tenía 16 años, para trabajar en mantenimiento de jardines y albañilería. Se casó con Mónica, y formaron una familia.

En el año 2000, cuando la hija mayor de Juan tenía cuatro años, inició su propia empresa y empleaba en forma rotativa a trabajadores mexicanos y estadounidenses.

Solicitó el permiso de residencia (green card) en 2004. “Lo hice recién entonces porque no me sentía un inmigrante. Tenía mi propia empresa e hijas nacidas en Estados Unidos. Creo que pensaba que ya era ciudadano”.

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El USCIS demoró ocho años en tomar una decisión sobre la solicitud de permiso de residencia de Juan, y en 2012 le informaron que tendrían que entrevistarlo y que la entrevista debía realizarse fuera de EE. UU. Juan L. viajó a Ciudad Juárez, apenas cruzando la frontera desde El Paso, Texas, en 2014.

“Me preguntaron si alguna vez había salido de Estados Unidos en todo el tiempo que estuve allí y les dije la verdad”, señaló encogiéndose de hombres con tristeza. “Mi abuela murió hace 15 años, fui al funeral en Jalisco y regresé a EE. UU. en forma ilegal”.

Al haber salido y vuelto a ingresar ilegalmente, Juan Luis había eliminado toda posibilidad de obtener la condición legal. “No me quisieron dar el permiso de residencia. Ni siquiera me dejaron regresar a Connecticut”.

Por eso, a partir del otoño de 2014, Juan empezó a intentar cruzar la frontera una y otra vez para ingresar en EE. UU. y reunirse con su familia. Lo detenían y lo deportaban; luego retornaba, y nuevamente lo detenían y lo deportaban. A pesar de todo, sigue decidido a regresar con su familia: “Voy a volver”.

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