Rosalba tiene 47 años y fue arrestada por la policía a principios del año bajo los cargos de maltrato infantil y posesión de un gramo de metanfetaminas.
A primera vista pareciera que es la historia de una criminal común y corriente que merece el castigo, pero su historia es conmovedora.
Rosalba, quien pidió el anonimato, era una ama de casa con seis hijos, un esposo trabajador y una familia que vivía el sueño americano, pues recién habían adquirido una casa.
Una tarde, en julio del 2007 cuando por una llamada telefónica, Rosalba se enteró que su esposo había muerto en un accidente de trabajo, de pronto todo cambió radicalmente en su vida.
Sin embargo, gracias a su familia y con el apoyo de su iglesia, consiguió un trabajo estable en una clínica y pudo seguir pagando la casa, aunque pasaba menos tiempo al lado de sus hijos.
Después de varios años, en el 2013 conoció a Domenick, un hombre que le propuso una relación seria y que aceptó gustoso a sus seis hijos.
La vida parecía mejorar y su amor se vio compensado con la llegada de un nuevo bebé, por lo que Rosalba regresó a atender únicamente las tareas del hogar.
La tragedia tocaría otra vez la puerta, pues cuando el bebé apenas tenía tres meses de edad, el esposo de Rosalba murió de un ataque al corazón.
Viuda por segunda vez, sin trabajo y a cargo de siete hijos su vida padecería más, puesto que el padre de Domenick le ofreció metanfetaminas para “aliviar la pena”, ella las tomó y se enganchó.
Desde esa noche la consumió cada dos o tres días, por lo que no consiguió trabajo y terminó perdiendo la casa, ya que el banco la embargó por falta de pago.
La familia se mudó a una pequeña casa de renta y los conflictos con sus hijos adolescentes eran cosa de todos los días.
Reñían a cada rato por cualquier cosa y la familia se comenzó a desintegrar, cuando los mayores decidieron irse a vivir por cuenta propia.
Una tarde, a principios de este año, Rosalba mandó a uno de sus hijos a tirar la basura y el muchacho se negó de mala manera.
Así comenzó una agria discusión en la que se vieron envueltos varios de sus hijos y ella, por lo que decidió salir de la casa para calmarse, pero al regresar la estaba esperando la policía para arrestarla. Los vecinos habían llamado a la estación al oír los gritos provenientes desde su casa.
Rosalba fue acusada de maltrato infantil y al revisarla hallaron metanfetaminas en sus bolsillos. Fue internada en una prisión del condado, en donde fue entrevistada por la agencia para el cumplimiento de la ley de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
Ahí se dieron cuenta que, a pesar de haber vivido 40 años en el país nunca tramitó su ciudadanía estadounidense, y por lo tanto era sujeta a deportación.
En mayo, Rosalba fue trasladada al Centro de Detención Migratoria en Adelanto, California, donde el juez le negó la libertad bajo fianza al considerar que el cargo de maltrato infantil, la hacía una persona peligrosa para la sociedad.
Después de muchos meses y varias audiencias, el juez decidió que la defensa tenía razón en pedir que se tomaran en cuenta las circunstancias atenuantes en el caso: el hecho de haber vivido 40 años en Estados Unidos, tener siete hijos ciudadanos estadounidenses, haber quedado viuda 2 veces, no tener historial criminal previo, no tener familiares cercanos en México y el hecho de haber sido inducida a las drogas por su suegro.
El juez dio su veredicto con el que se canceló la deportación de Rosalba y le regresó su tarjeta de residencia, no sin antes advertirle que era su última oportunidad y que, si la volvía a ver en su corte, la deportaría de inmediato.
“Tener mica de residente permanente no es garantía contra la deportación”, explicó Leonard Cravens, abogado de migración que estuvo al frente de la defensa de Rosalba.
“En este caso, el juez tomó en cuenta como atenuantes el sufrimiento de la familia y el hecho de que fue su primera ofensa criminal para perdonarla”.
El gobierno tenía 30 días para apelar, pero el fiscal le dijo a la corte que su recomendación sería no hacerlo, por lo que Rosalba salió la misma noche y se dirigió a Modesto, California para dormir con su familia, por primera vez en casi un año.
Hay que buscar la ciudadanía
No todas las historias de inmigrantes terminan en final feliz, sobre todo en esta época, marcada por la orden presidencial de Trump para deportar la mayor cantidad posible de inmigrantes con o sin “green card”.
Es muy importante que los inmigrantes con mica tramiten la ciudadanía estadounidense, ya que según reportes del Pew Reserach Center sólo cuatro de cada 10 mexicanos elegibles para obtener la ciudadanía presentaros su solicitud, siendo el grupo con menor porcentaje de ciudadanos respecto al número de residentes viviendo en los Estados Unidos.
Si tienes tarjeta de residencia “Green card” por cinco años, hablas un nivel básico de inglés y no tienes historial criminal, es momento de solicitar tu ciudadanía estadounidense, ya que por un lado te da enormes beneficios, como el derecho a votar y por el otro evitas que un incidente menor te lleve a la deportación.
