A tres años de la noche en que 43 jóvenes normalistas desaparecieron contra su voluntad en Ayotzinapa, Guererro, una caminata en su honor muestra el descontento de la sociedad frente a las autoridades, que no han podido resolver el caso ni dar indicios sobre los jóvenes.
Los padres de los 43 se reunieron este martes en la Ciudad de México, frente el Ángel de la Independencia, donde caminaron en compañía de otras personas hacía el Antimonumento +43, ubicado en Paseo de la Reforma y avenida Juárez.
Ahí celebraron una misa para exigir la presentación con vida de los estudiantes y honrar la memoria de quienes fallecieron.
AYOTZINAPA, LA POCA CLARIDAD DE UNA TRAGEDIA
Hasta el día de hoy, la Oficina de Investigación del Caso Iguala, a cargo de Alfredo Higuera Bernal, ha detenido a 170 personas, de las cuales sólo 70 son responsables directos de la desaparición forzada de los jóvenes.
Organismos internacionales, sociedad civil, y los familiares de las víctimas coinciden: las acciones del gobierno no han dado resultados.
La Procuraduría general de la República se ha limitado a decir que la investigación inconclusa se está manejando con “objetividad”.
Al respecto, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) subrayó su exigencia de “verdad, justicia y reparación, (…) para que no haya olvido ni impunidad”.
Pos su parte, Amnistía Internacional (AI) consideró que el caso de los 43 alumnos de la normal de Ayotzinapa será la “mentira histórica” que marcará al Gobierno Enrique Peña Nieto.
LA NOCHE DEL 26
El 26 de septiembre de 2014, los normalistas viajaban a las zonas aledañas a la normal para recaudar fondos y asistir a la marcha del 2 de octubre, en la Ciudad de México.
De acuerdo con el primer informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), los jóvenes tomaron algunos camiones de pasajeros y los usaron para trasladarse. Cuando regresaron a la terminal de autobuses, un chofer encerró a algunos al interior de uno de los vehículos.
Los estudiantes lograron salir del encierro, para luego tomar dos rutas que los regresarían a la Normal. Allí empezaron los ataques.
Los policías municipales detuvieron camiones en la carretera, incluso dispararon contra “los Avispones de Iguala”, un equipo de fútbol local. Los ataques le quitaron la vida a un niño, un chofer, una mujer que viajaba a bordo de un taxi y alguien más que pasaba por ahí.
A la mañana siguiente apareció el cuerpo sin vida, desollado de la cara, de otro normalista.
LOS INTENTOS DE UNA VERSIÓN OFICIAL
La primera versión oficial apuntó los 43 estudiantes habían sido incinerados en el basurero de Cocula, a manos de un grupo de la delincuencia organizada. Sin embargo, tras arduas pruebas periciales, esta hipótesis se descartó.
Una segunda versión apuntaba que los normalistas abordaron por error un camión cargado de droga.
#EnVivo A tres años seguimos exigiendo verdad y justicia para las familias de los 43 de #Ayotzinapa pic.twitter.com/2T4UwgmhRu
— Amnistía Int. México (@AIMexico) 26 de septiembre de 2017
Hasta el día de hoy no existen pruebas de nada, lo único seguro es que esa noche las autoridades de “seguridad” del municipio se encargaron de “desaparecer” 43 vidas, llenas de sueños, ilusiones y anhelos de ver crecer a México.