Casi al mismo tiempo, aunque por separado, tanto el PAN como el PRD anunciaron su decisión de impulsar una alternativa política conjunta e incluyente que pueda ser competitiva en las elecciones presidenciales de 2018.
Pero ¿qué significa un frente amplio opositor?
Lo primero y más que obvio es que exista un claro y poderoso adversario al cual se pretenda derrotar en alianza ante la imposibilidad de hacerlo cada quien por su lado.
Pero ¿qué creen? En nuestro dividido México ese gran rival para quienes se quieren juntar no es uno sino dos: el partido que está en el poder y que busca mantenerse en él, o sea el PRI, y la opción que representa Morena y Andrés Manuel López Obrador.
Eso quiere decir que aun cuando se logre concretar un proyecto común y un candidato apoyado por panistas, perredistas y otras fuerzas ciudadanas, nuevamente estamos condenados a una elección terciada que no garantiza ya no digamos que el resultado sea aceptado por los contendientes, sino que el ganador tenga el margen de gobernabilidad que ha hecho falta para avanzar mucho más rápido en los temas de la agenda nacional.
Porque en todo caso, el gran frente opositor iría por un 30 por ciento del electorado, porcentaje similar que buscan tanto tricolores como morenistas.
La relevancia de este escenario explica que en los respectivos anuncios –todavía retóricos- del famoso frente amplio, hayan estado presentes quienes han buscado cada quien por su lado las candidaturas presidenciales panista y perredista.
Por el lado de Acción Nacional y tras fracasar en su intento por acelerar lo más posible el proceso de selección de candidato, a Margarita Zavala no le quedó más que respaldar el llamado a la gran coalición, junto con el presidente albiazul Ricardo Anaya –quien gana valioso tiempo para seguir al frente del partido mientras llega la definición- y Rafael Moreno Valle, quien ya gobernó Puebla bajo una fórmula aliancista.
En cuanto al alicaído PRD, todo parece girar en torno a la figura del jefe de gobierno de la ciudad de México, Miguel Angel Mancera, quien sin ser perredista apareció junto con los gobernadores de Michoacán y Morelos en este último intento por aprovechar el impulso que tuvo el partido del sol azteca en las pasadas elecciones del Estado de México.
Es un hecho que independientemente de un amplio sentimiento antipriísta y del bajo nivel de aprobación del gobierno de Enrique Peña Nieto, factores que no fueron suficientes para que el tricolor perdiera su bastión electoral mexiquense, el enemigo a vencer y –a mi juicio- el principal destinatario de cualquier alianza política es un López Obrador que lleva ya 17 años en campaña y que va por su tercer intento por llegar al poder.
Porque una alianza del PAN con Morena es verdaderamente intransitable y hasta impensable, mientras que cualquier opción medianamente competitiva en la que participe el PRD dividirá, sin duda alguna, el voto de la izquierda en prejuicio del testarudo tabasqueño, quien ha despreciado ya varias veces la posibilidad de volver a contar con el apoyo de su expartido.
Más allá de eso, todas las acciones del Peje desde que inició la conformación de su nueva franquicia Morena, han apuntado al desmantelamiento del instituto fundado por Cuauhtémoc Cárdenas y bajo cuyas siglas compitió –y perdió, los comicios de 2006 y 2012.
Por eso, los despechados perredistas buscan reagruparse, con excepción de grupos todavía cercanos a López Obrador como el del impresentable Rene Bejarano, quien se ha opuesto terminantemente a cualquier alianza con los panistas.
El problema para PAN y PRD no será tanto el proyecto y la plataforma, porque en la lucha del poder por el poder las ideas y los postulados tienden a hacerse dúctiles, sino las negociaciones para llegar a postular un candidato común.
¿A cambio de qué los panistas (y sus 3 precandidatos) dejarían pasar al apartidista Mancera para que encabece la alianza?
¿Se fragmentarían aún más las opciones si Zavala, Anaya o Moreno Valle no dan su brazo a torcer y el PAN termina por postular un candidato propio?
¿Se sumarían al Frente Amplio quienes han perfilado su candidatura intependiente?
Pronto lo sabremos.
Mientras tanto, tras recibir un portazo en la cara por parte del Partido del Trabajo, a quien salvó de su desaparición en los meses pasados y ya anunció su alianza con Morena, el PRI se alista a definir su proceso de selección de candidato.
Y también será pronto.