Adán vivió 16 años en Las Vegas. Fue detenido por la policía por no tener licencia y de ahí enviado a las manos de ICE.
Él estaba muy bien. Tenía un buen trabajo en una compañía de limosinas y tenía siete años de casado. “Me truncaron muchas cosas que con ella iba a hacer”, dice Adán con lágrimas en los ojos.
Ahora debe vivir y sobrevivir en México. “No es que no me sienta a gusto en mi país, pero vas a tocar puertas a fábricas, a empresas y a mi edad no me dan trabajo. Me cierran las puertas porque tengo 46 años”.
Y eso no sucede en Estados Unidos, relata este mexicano deportado hace menos de un año.
Ahora me voy a quedar aquí, dice Adán, y voy a tomar las cosas con serenidad.