Buenas nuevas – La última jornada de la 80ª Convención Bancaria celebrada en este puerto estuvo cargada de buenas vibras lanzadas por un general retirado del ejército de los Estados Unidos, la primera mujer en clausurar un evento de este tipo y un Capitolio que le dio la espalda a su Presidente.
La calurosa mañana había arrancado con una amplia expectativa por la presentación de Colin Powell, el militar de origen jamaicano que tras ser el Jefe del Estado Mayor Conjunto durante la Guerra del Golfo Pérsico, se convirtió en el Secretario de Estado del presidente George W. Bush.
Republicano, al igual que el gobierno donde sirvió como jefe de la diplomacia estadounidense, Powell fue tal vez el expositor más esperado de esta convención y no nos quedó a deber.
Porque luego de hacer una defensa de la inmigración que ha forjado al país más poderoso del mundo –de la que él mismo es un ejemplo viviente entre millones de personas que han poblado el inmenso territorio de Norteamérica en busca de su sueño- apapachó a los mexicanos con el clásico “no se dejen”, en franca y directa alusión al trato que nos ha dispensado el actual presidente Donald Trump.
Entre aplausos de los banqueros mexicanos, el general espetó: “como negro, me sentí insultado por Trump en su campaña”, para luego recomendarnos que como país soberano “no dejemos que nadie nos pisoteé en cualquier negociación” que emprendamos con nuestro vecino.
Como si tuviera al millonario ocupante de la Casa Blanca frente a él y quererlo golpear donde más le doliera, recordó que Hillary Clinton ganó el voto popular en los comicios estadounidenses por más de 3 millones de votos.
Y luego habló de los contrapesos en el sistema político de su país, optimista de que jugarán su papel para detener a Trump.
Profetizó. Porque un par de horas después supimos que la administración trumpiana había retirado su propuesta para derogar el sistema de salud conocido como “Obamacare” porque no conseguiría los votos suficientes en el Congreso.
La primera gran derrota de Donald Trump, mientras Colin Powell se retiraba contento del Hotel Princess y –otra gran noticia- la Subsecretaria de Hacienda y Crédito Público Vanessa Rubio se convertía en la primera mujer en clausurar un cónclave bancario en México.
Bueno para los impulsores de temas de equidad de género y espléndido escenario para que Rubio mostrara la estatura que la llevó a esa alta responsabilidad y anunciara la última noticia esperada este año en Acapulco: que México será pionero en la regulación de empresas conocidas como “Fintech”, que no son otra cosa que las múltiples opciones tecnológicas para realizar operaciones financieras virtuales.
La Subsecretaria Rubio adelantó que los servicios de ahorro, crédito e inversión que ya ofrecen estas empresas, serán adecuadamente vigilados para garantizar la seguridad de sus usuarios, en un mercado que tiene todo por delante.
Baste recordar, y eso lo digo yo, que en la economía mexicana todavía una gran mayoría de transacciones se hacen con dinero en efectivo, por lo que el uso de tecnología para la inclusión financiera tiene aún un gran trecho por recorrer, en beneficio del propio sistema financiero pero también de todos los mexicanos.
Dueña del escenario, la primera presentación de Vanessa Rubio frente al pleno de los banqueros incluyó referencias a todos los temas que en materia fiscal, bancaria, de prevención al lavado de dinero y envío de remesas de Estados Unidos a México, ya se están desahogando con sus contrapartes del nuevo gobierno norteamericano.
Y, luego de clausurar esta convención de tres días (que durante muchos años había sido de solo un par de jornadas de trabajo), todos nos fuimos a una comida que supo a celebración: por lo que nos alentó el general Powell, por la frescura de Vanessa –además amiga muy apreciada- y por el primer gran tropiezo del odioso Donald Trump en su presidencia en ciernes.
Esperaremos que en unos días llegue la segunda derrota del magnate y se frene el impuesto fronterizo que ha sugerido con uno de sus principales socios comerciales: nuestro México
