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Los “hubieras” del PRD

La ciertísima frase “el hubiera no existe” adquiere todavía más veracidad si hablamos de política, donde las condiciones son tan volubles y volátiles que pueden cambiar escenarios drástica y prácticamente de un día para otro.

Sin embargo, permítaseme utilizar este recurso para tratar de entender lo que ha pasado con el Partido de la Revolución Democrática, el alicaído sol azteca cuyo ocaso ya se vislumbra en el horizonte de la grilla mexicana.

Primero que nada, la izquierda en México no se habría aglutinado en el PRD, si priístas militantes como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y hasta Andrés Manuel López Obrador no HUBIERAN desertado del PRI cuando dejaron de encontrar ahí los espacios para desarrollar sus agendas políticas.

El caso es que el PRD nació de aquel cisma tricolor y agrupó a la izquierda nacional –amorfa y dividida en tribus- la cual si se mantuvo contenida en una estructura partidista desde 1989, fue solo por la fuerza de un par de caudillos que ejercieron solo dos mandos absolutos y plenos en ese partido durante su breve historia: Cárdenas y López Obrador.

Pero ¿qué HUBIERA pasado si el Peje no comete “parricidio” político contra su mentor michoacano, sin cuyo apoyo no HUBIERA llegado jamás a la dirigencia amarilla ni mucho menos a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal?

AMLO traicionó al hijo del “Tata” y se hizo del control perredista con tal éxito que –luego de tres intentos presidenciales fallidos del cardenismo para regresar a Los Pinos- el famoso Peje tuvo en sus manos las llaves de la Presidencia de la República, en el 2006.

Andrés Manuel habría sido jefe del Estado mexicano si no HUBIERA dilapidado su ventaja con su arrogancia de llamar “chachalaca” al presidente Fox, de desdeñar el debate con sus contrincantes y las alianzas políticas con grupos de poder real, así fueran impresentables para el “líder impoluto de la izquierda”.

El estrecho margen de unos cuantos votos con el que perdió la elección más reñida en la historia de México le daba a AMLO la seguridad de que, con sapiencia y paciencia, capitalizara ese gran respaldo y ganara sin problemas los comicios 6 años después. Eso seguramente HUBIERA sucedido sin el alegato de un fraude que nunca se documentó fehacientemente, sin el plantón de Paseo de la Reforma y sin una rabiosa radicalización que asustó a un gran número de sus simpatizantes.

Aun así, el de Macuspana fue nuevamente candidato en el 2012, pero ya usando descaradamente la todavía vigente franquicia del PRD con la idea de desecharla si perdía las elecciones. Porque no olviden que el acrónimo MORENA se mencionó en todos y cada uno de los spots de la segunda aventura electoral del Peje, a pesar de que era un hecho que no aparecería en las boletas comiciales.

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¿Y habría pasado eso si Marcelo Ebrard no se HUBIERA hecho a un lado para dejarle el paso libre a López Obrador? Parece que Ebrard no quiso pasar a la historia como quien pusiera fin a la izquierda en México, sin haber tenido la visión de que era justamente lo que su aliado iba a hacer con el PRD.

¿HUBIERA logrado Andrés Manuel el registro electoral de su nuevo partido sin aquella estrategia que ahora se hace más lógica que nunca? Claro que no, y si no le HUBIERA salido esta jugada, no habría desechado al PRD como lo hizo cuando MORENA consiguió el aval del nuevo Instituto Nacional Electoral y con él un presupuesto de más de 300 millones de pesos anuales en un inicio.

¿Tendría posibilidad hoy el PRD de sobrevivir si Marcelo HUBIERA aceptado postularse como Senador y desde ahí tratar de rescatar de las cenizas al sol azteca como no ha podido hacerlo Miguel Angel Mancera, ni los Chuchos ni su actual presidenta Barrales?

De haber sucedido, probablemente Miguel Barbosa no HUBIERA llegado al liderazgo perredista en el Senado y no estaríamos ante un escandaloso caso de “chaqueteo” partidista como el que protagoniza hoy como cabeza legislativa de un partido agonizante que le da su apoyo público a su verdugo, quien competirá por tercera ocasión por la primera magistratura de la Nación.

La innegable popularidad del Peje y ha llevado a MORENA a resultados espectaculares en su primera elección como partido, la intermedia de 2015. Sin esos porcentajes comiciales, este instituto político no se HUBIERA hecho acreedor de un presupuesto que ya ronda los 500 millones de pesos anuales, y su proyección presidencial hacia 2018, en torno a la figura del todavía “mesías tropical”.

Pero el “hubiera” no existe, y el Partido de la Revolución Democrática parece destinado a la extinción, porque ni apoyará abiertamente a quien ya dijo que no iría con ellos “ni a la esquina”, ni logrará alianza alguna que lo haga competitivo en el 2018, ni tampoco postulará a un candidato que siquiera le asegure los votos necesarios para mantener su registro.

¿RIP al PRD? ¿La tiene segura AMLO? Seguramente en año y medio podremos hablar de otros “hubieras”.