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Apoyo Latino: Un Santuario para cientos de personas

Apoyo Latino: Un Santuario para cientos de personas

Con sólo un puñado de personal, el Programa de Apoyo Latino de La Fundación en Contra del SIDA de San Francisco (SFAF),  provee santuario para cientos de clientes de países de habla hispana de todo el mundo y aquellos nacidos en los Estados Unidos.

“A menudo, los latinos y las latinas que viven en San Francisco provenientes de otros países necesitan ayuda adicional para superar las barreras estructurales o ambientales relacionadas con el estatus migratorio, las leyes,  o los sistemas de navegación de atención, detección y prevención del VIH”, se refiere el administrador  del programa Jorge Zepeda. “Ayudamos a los clientes a tomar acción como solicitar servicios sociales, encontrar vivienda, obtener beneficios y cambiar su estatus migratorio”.

El año pasado, el programa sirvió a unas 300 personas -que tenían una edad de entre 3 años (y que fue llevada por su abuela a grupos) a  hasta más de 70. Además de las sesiones individuales con los clientes, el programa tuvo más de 30 Talleres, relacionados con la reducción de riesgo de VIH, incluyendo PrEP o atención profiláctica para prevenir la infección del VIH. Así mismo el programa asistió a los clientes, que viven con el VIH, a adherirse a sus medicamentos y mantenerse con una carga viralmente suprimida.  Más de la mitad de los clientes del Grupo de Apoyo Latino tienen ingresos mensuales  menores a $300.00 (Trescientos dólares) por mes, por lo que los servicios gratuitos proporcionados por la fundación son críticos y esenciales.

“Cuando estoy en la fundación, me siento en paz, y no siento dolor. Me siento segura “, dijo una participante del programa. “La fundación es mi hogar. No necesito beber, porque no siento ningún dolor. En cambio, siento alegría cuando veo a mi comunidad en la fundación. No me siento como un monstruo o me siento como loca o desquiciada cuando estoy en los grupos latinos. Me siento feliz y en paz “.

Los Programas Latinos de la Fundación celebra y promueve la diversidad, dice Zepeda. “Culturalmente, somos un grupo diverso, con raíces en muchos países y partes del mundo. Los Programas Latinos le dan a la gente, que puede estar separada de otros amigos y familiares, la oportunidad de unirse en amistad, respeto y apoyo. Ayuda a las personas a sentirse parte de un todo “.

Otro cliente del Grupo de Apoyo Latino explicó cómo el programa le ayudó después de un diagnóstico de VIH. “Me diagnosticaron hace un año y medio, y no creí en los resultados. No me sentía enfermo, así que, ignoré mis resultados. Hace unos meses, terminé muy enfermo, incapaz de trabajar y durmiendo en las calles. Pero la fundación me salvó la vida. Confíe en la fundación!  Todos en los programas latinos son muy amables y agradables,  me han ayudado a conseguir mis medicinas, y hasta me consiguieron una cama en un albergue para personas sin hogar”

Acerca de los Programas de Apoyo Latino

El Grupo de Apoyo Latino, fue establecido en 1987, y es uno de los programas más longevos de la fundación. Llame al 415-487-8000 para obtener más información, y también acerca de las próximas reuniones y eventos, o visite el sitio web de Programas Latinos para más información.

Historias de Nuestros Clientes

El artículo anterior extrajo dos historias de clientes escritas por los actuales miembros del grupo Apoyo Latino. Aquí están en su totalidad. Algunos detalles y elementos de las historias se han guardado  para proteger la confidencialidad del cliente.

No Soy un Monstruo!

“Me siento seguro en la San Francisco AIDS Fundación, me siento como en casa”.

Cada día, me digo a mí misma: “¡Yo no soy un monstruo! ¡No soy un monstruo! “Cada día, cuando me afeito la cara, y me veo en el espejo que uso para afeitarme, me repito, Yo no soy un monstruo. Mi cuerpo masculino no coincide con mi alma, mis sentimientos y la forma en que experimento mi vida cotidiana. Salí de mi casa y de mi país cuando tenía 13 años. Mi madre se avergonzaba de mí, era abusiva verbalmente, y me dijo que yo estaba loca. 40 años después, todavía tengo recuerdos muy dolorosos de mi infancia. Antes de conocer la fundación, solía recorrer las calles con dolor y lágrimas. La fundación es mi hogar; No lloro más, me siento seguro en la San Francisco AIDS Fundación, me siento como en casa.

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Cuando tenía 11 años, empecé a usar el maquillaje de mi mamá, poco después, me probaba sus vestidos y zapatos de tacón alto. Mi madre pensó que yo estaba “sólo” jugando y me toleró porque yo era el más joven de sus 4 hijos, y su hijo preferido. Pero cuando tenía casi 13 años, quería vestirme como mi madre todos los días. Mi mamá, no aprobó mi deseo y en cambio se puso muy enojada conmigo, a menudo recibí abuso verbal y físico. Me sentí confundida y herida, empecé a beber. No podía dejar de vestirme como mi madre, incluso más a menudo, independientemente de las dolorosas consecuencias. Unas semanas después de mi cumpleaños, recibí otra descarga de abuso verbal y físico. Fue entonces, que decidí dejar mi casa y mi país.

He estado bebiendo durante muchos años y he dejado mis lágrimas en muchas calles de San Francisco, en las bancas de los parques, en refugios y callejones. Pero cuando llegué a la “fundación” por primera vez, me sentí en casa, y mi dolor se detuvo de poco a poco.  Después de venir a los Grupos Latinos, me familiaricé con muchas personas y mi bebida se ha vuelto más manejable. Después de unos meses de venir a los grupos me di cuenta que la mayoría de los  participantes son muy respetuosos. También tengo una amiga del grupo que va conmigo a mis citas médicas, o caminamos juntas desde la fundación hasta el Distrito de la Misión. Ella es mi hermana del alma, nos protegemos la una a la otra cuando no estamos en la fundación.

Cuando estoy en la fundación, me siento en paz, y no siento dolor, y me siento segura. La fundación es mi hogar. No necesito beber, porque no siento ningún dolor, en cambio, me siento con alegría cuando veo a mi comunidad en la fundación. No me siento como un monstruo o me siento como loca cuando estoy en los grupos latinos, me siento feliz y en paz.

No creí en mi diagnostico!

Hace unos meses, estaba sentado en los escalones de la puerta de la iglesia de San Bonifacio. Yo estaba temblando; Me sentía físicamente enfermo, hambriento, y muy, muy, triste. Una mujer latina de mediana edad vino a mí y en español me preguntó “qué te pasa, porque estas temblando?  Y le dije, no me siento bien. Ella me dijo, vamos a la fundación, ellos pueden ayudarte. Al principio no quería ir a ninguna parte porque no confiaba en nadie, pero tenía hambre y miedo y decidí aceptar la invitación. No me arrepiento de mi decisión de venir a la San Francisco y asistir a los grupos de los Programas Latinos. He aprendido tantas cosas sobre mi salud y mi diagnóstico, las medicinas que necesito tomar, y también he conocido gente que se preocupa por mi bienestar. Aun así, todavía no tengo una casa estable y soy incapaz de trabajar, pero aun así ya no tengo miedo y siento que tengo una comunidad que se preocupa por mí.

Vine a los Estados Unidos hace 8 años. Tengo solamente 30 años, y en el pasado sentí que tenía 80 años. Después de tomar  el tratamiento para el VIH, me siento mucho mejor, aprendí en los grupos latinos el qué debo tomar mis medicamentos todos los días y ahora tomo mis medicamentos todos los días. No es fácil estar sin hogar, pero me siento seguro y bienvenido en la Fundación en Contra del SIDA de San Francisco.

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