El magnate mexicano Carlos Slim Helú dijo este viernes que está contento por la “unidad nacional”, la más grande que ha visto en su vida, que se antepone ante los desafíos de Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, “porque unidos somos más fuertes”.
En conferencia de prensa desde las oficinas sede del Grupo Carso, el conglomerado que reúne a sus diversas empresas, el ingeniero Slim Helú planteó que en las negociaciones con EU debe haber una negociación fuerte, “sin enojarnos pero sin entregarnos”.
El empresario insistió en que la “unidad nacional” va a permitir al Gobierno federal, desde una posición de fuerza, hacer negociaciones que convengan a los intereses nacionales.
Pero también destacó que la sociedades en el mundo han cambiado y esto ha traído nuevos paradigmas. “Lo que significa hoy el Presidente Trump es un gran cambio en política y en la forma de gobernar”, y por ello hay países como Singapur, Corea del Sur y China que se han adelantado, particularmente en la tecnología, que dan pie a la nueva civilización. China, en especial, lo ha hecho de manera sorprendente sobre todo en materia de educación, dijo.
“Trump no es Terminator, es Negocietor”, y por ello más que preocuparnos hay que ocuparnos.
En este cambio, Trump –“que además es un gran negociador… y hay que tener conocimiento de ello para que no nos sorprendamos ni nos espantemos”– está haciendo transformaciones, aunque también muestra un regreso a la exitosa sociedad del pasado estadounidense.
En este contexto, dijo, esperamos que se dé cuenta que no es por ahí, porque los importadores y consumidores pagarán sus aranceles; luego, se debe considerar qué es lo que se manufactura en el extranjero y debe seleccionar esos productos, “pero pensar en regresar al pasado glorioso de la industria americana, que fue la que la llevó a ser líder en el mundo a principio del siglo XX ya no funciona”.
Trump también va a reducir la regulación y bajará los gastos corrientes, además de impulsar la simplificación fiscal y un proyecto de reducción de impuestos, para impulsar la economía, comentó Slim.
Y por tanto la situación de Estados Unidos es favorable para México, si Trump está diciendo que crecerá 4% al año, que impulsará empleo, la repatriación de capitales, el sistema de salud, entre otras.
En este contexto, la economía estadounidense no está como cuando entró el Presidente Barack Obama, destacó. Hoy Trump encuentra una economía sana y sólida.
A nosotros nos debe importar ahora la situación de los mexicanos en Estados Unidos, y también saber que si van por un crecimiento de 4% anual van a necesitar a los mexicanos, dijo.
Slim, uno de los hombres más ricos del planeta, hizo énfasis en que se debe promover al emigrante que ya está allá, tiene trabajos, estudia y tiene hambre de progreso, que mantienen joven y con energía a EU. Por ello hay que buscar que los mexicanos que están allá y tienen estudios sean respaldados.
“La prioridad como Gobierno y mexicanos es ayudar a nuestros compatriotas allá para que puedan hacer sus trámites… y que México les pueda dar los documentos allá para que les den la ciudadanía”, esto a través de los consulados, recomendó.
Al referirse a la intención de Trump de cerrar la economía, dijo que causará más daño. Debe pensar en la pluralidad, añadió, en los derechos humanos, el medio ambiente, la competencia, de lo contrario no prosperarán sus propuestas.
Más allá de la unidad y mostrar nuestra fortaleza con hechos, sensibilidad y rumbo, Slim dijo que en esta crisis se debe actuar en dos pistas: volcarnos en el desarrollo de la economía interna y reconocer que la mejor barda, o muro, es invertir y generar oportunidades de empleo a toda la población en México.
Necesitamos una política económica que impulse el desarrollo nacional [inversión y empleo], donde la mano de obra mexicana es extraordinaria, alabó.
Además pidió fortalecer la seguridad jurídica y el sistema anticorrupción como necesidades urgentes.
Necesitamos también hacer un ambicioso programa de inversión en infraestructura, vivienda y de reconversión urbana, donde puso de ejemplo a la Ciudad de México a la que llamó “un país de 22 millones de habitantes”.
