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23 de abril de 2024 | Dolar:$17.12

Por fin…

Tuvo que pasar una larga campaña electoral –que no era nuestra- llena de insultos, de racismo, de injustos señalamientos contra México; tuvimos que recibir una visita ominosa, indeseada por la mayoría de los mexicanos; debimos sortear una crisis política interna que derivó en ajustes del gabinete presidencial; pasó una elección –tampoco nuestra- que sorprendió al mundo porque nuevamente lo improbable se hizo posible.

Y después de todo ello, a poco más de una semana de jurar como Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump recibió por fin una respuesta categórica de quien fue su incómodo anfitrión y será su inevitable homólogo: Enrique Peña Nieto.

Por fin, el mandatario mexicano respondió claro y sin ambages: “no pagaremos el muro fronterizo y defenderemos las inversiones radicadas en nuestro país”. Y, más allá, puso en la mesa una primera condición: se negociará todo en paquete.

¿A qué se refería el Presidente? A lo que ya debería ser –desde que el empresario neoyorquino ganó los comicios- una estrategia sólida del gobierno mexicano, en el sentido de que cualquier negociación debe incluir la muy diversa agenda de temas que implica una relación bilateral tan compleja como la que tienen mexicanos y estadounidenses.

Sí. No será un tema único el muro o las plantas automotrices. Hay que hablar de migración, de seguridad, de lavado de dinero, de tráfico de armas.

Hay que recordar, una vez más, que el problema de narcotráfico que pasa por México, supone un fin en el inmenso mercado norteamericano de consumo de enervantes.

Es menester reconocer, pues, que aunque hablamos del país más influyente del mundo y del tristemente llamado por muchos años “el patio trasero” de Norteamérica, hoy más que nunca somos complementarios y nos necesitamos.

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¿O acaso alguien cree que si de por sí los gringos compran más carros japoneses que norteamericanos ahora lo harán a un mayor precio?

¿Quién hará los trabajos que –Fox dixit- “ni los negros quieren hacer”?
¿Qué papel jugarán los empresarios con fuertes intereses de inversiones en México (de ambas nacionalidades)?

Trump vociferó en su primera conferencia de prensa como Presidente Electo y antes de mudarse a la Casa Blanca. Peña le contestó inmediatamente frente al cuerpo diplomático mexicano acreditado en el extranjero.

Quizá muchos esperábamos que esto sucediera mucho antes, pero más vale tarde que nunca.

Nos viene bien esta respuesta, y esperamos que la firmeza oratoria se mantenga a la hora de la inevitable renegociación del Tratado de Libre Comercio, a la hora de la verdad, cuando Donald Trump gobierne.

El buen amigo Enrique Quintana planteaba en su imperdible columna económica del jueves en El Financiero, que ignoremos los dichos de Trump y nos centremos en los hechos.

Aunque sea difícil, por lo altisonante de las expresiones trumpianas, hagámosle caso. Llegará la hora en que el güero se siente en la Oficina Oval, y entonces vendrán los hechos.

Distingamos lo relevante de lo anecdótico, como nos pide Quintana.

¡Ah, pero mientras tanto qué falta hacía que nuestro presidente, tan mal evaluado, tan vituperiado, tan señalado, le pusiera un “hasta aquí” al loco de Nueva York!

¡Qué bien nos cayó en estos días de desazón!

Ahora, a esperar los hechos y actuar en consecuencia. ¿Cuándo? A partir del 20 de enero, o sea en una semana.

Suerte, pues.