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Agustín Carstens

Llegó el mes de diciembre de este turbulento 2016 y en la primera mañana del último mes del año nos preparábamos para un anuncio que “cimbraría a México”.

Pero mientras esperábamos que el nuevo gobernador de Veracruz cumpliera tal promesa –cosa que por cierto no ocurrió- conocimos la renuncia del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, lo que ciertamente cumplió la profecía de Yunes, pero en otro entorno completamente diferente y con repercusiones globales.

No exagero en lo más mínimo.

El doctor Carstens es una personalidad mundial, y tal aseveración se confirma justamente con el motivo oficial por el cual dejará de ser el banquero central mexicano hacia mediados de 2017: ha sido nombrado Gerente General del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), que es una de las posiciones financieras de mayor relevancia en el orbe.

Vaya, el BIS –que será encabezado por el mexicano Agustín Carstens a partir de octubre del año que viene- es una especie de “banco central de todos los bancos centrales del mundo”, cuya función es vigilar y regular la liquidez mundial, además de supervisar el cumplimiento de los ordenamientos del sistema bancario internacional conocidos como Basilea 3.

La noticia ciertamente cimbró a México, porque Agustín Carstens constituyó durante varios años la garantía de un Banco de México verdaderamente autónomo, con un mandato muy claro de contener la inflación, que es la principal materia prima de cualquier desequilibrio económico en las naciones, lo que por supuesto no es una excepción en nuestro país.

Y si bien fue sumamente sorpresivo el anuncio, debo decir que 7 días antes, la prestigiada periodista financiera Alicia Salgado, había publicado en el periódico Excélsior un texto que adelantaba la posibilidad de que Carstens dejara el banco central para regresar a las grandes ligas del sistema financiero internacional (recordemos que el mismo personaje ya había sido el número 2 del Fondo Monetario Internacional, inclusive mencionado muchas veces para ser la cabeza de ese organismo, reservada históricamente para europeos).

Salgado nunca desestimó la importancia de ir a una posición relevante en Suiza, sede del BIS, pero desde un principio se preguntó lo que hoy nos cuestionamos todos. ¿Por qué dejar Banxico en un momento tan complicado para la economía mexicana, con un tipo de cambio presionado, un crecimiento económico en riesgo y un mandatario vecino –Donald Trump- con claros mensajes antimexicanos?

Si bien la siempre documentada Alicia Salgado nos reveló que de entrada Carstens podría elevar en casi 5 veces su salario anual, con jubilación incluida, manifestó desde una semana antes la preocupación por si eso sucediera: ¿quién como Carstens garantizaría la credibilidad y fortaleza necesarias para comandar la política monetaria de nuestro país, en plena autonomía con relación a la política fiscal, ésta responsabilidad de la Secretaría de Hacienda?

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Es sorpresiva la decisión porque la reciente llegada de José Antonio Meade Kuribreña a la titularidad de la SHCP, mandaba una clara señal de mejor coordinación de la dependencia con el Banco Central, que no fue precisamente la mejor mientras aquel puesto fue ocupado por Luis Videgaray Caso, indiscutible mano derecha del Presidente Peña Nieto.

Así, por si faltara algo en el complicado escenario frente a la llegada de Trump a la Casa Blanca, volatidad cambiaria e incertidumbre económica de estos tiempos, México tendrá que hacer frente a un relevo anticipado en la gubernatura del Banxico.

¿Hubo un rompimiento?  Pareciera que sí, porque más allá de una decisión personal a la que Carstens tiene todo el derecho del mundo, el anuncio se hace 7 meses antes de que el relevo tenga lugar, lo que abona al ya de por sí elevado nerviosismo de los mercados y de todos sus actores.

¿Quién será el próximo banquero central mexicano?

El Banco de México es dirigido por una junta de gobierno, que actualmente preside Agustín Carstens, y en la que participan Roberto del Cueto Legaspi, Javier Eduardo Guzmán Calafell, Manuel Ramos Francia y Manuel Sánchez González, este último en sus últimos días como subgobernador, porque será relevado en enero por Alejandro Díaz de León, actual director general del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext)

Los miembros de la Junta de Gobierno del Banxico son propuestos por el Presidente y ratificados por el Senado, y de ellos surge quién es el Gobernador.

La incertidumbre generada por esta bomba noticiosa nos mantendrá en vilo no sé por cuanto tiempo, porque no sabemos cuándo el Jefe del Ejecutivo mande su propuesta para ocupar el lugar que dejará Carstens.  Dependiendo de ello, se especulará si la nueva carta llegará directamente a la silla de Gobernador, o éste saldrá del resto de los subgobernadores miembros de la Junta.

¿Nombres?

Pues desde el ya citado Luis Videgaray, muy comentado en estos días por ser el único funcionario mexicano con relación directa con el equipo de Donald Trump (se ha especulado que será el nuevo Canciller), hasta el propio Meade, que podría enfrentar este camino si lo quieren sacar de la carrera por la Presidencia de la República en la que indudablemente participa.

Pero también afuera hay opciones: los hermanos Alejandro y Martín Werner, de amplia trayectoria financiera y bien ganada fama internacional.

En todo caso, son especulaciones, generadas precisamente por esta verdadera sorpresa noticiosa que superó con creces la muy anunciada por el nuevo mandatario veracruzano que, por lo demás, no dio nota.