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Papa Francisco autoriza a sacerdotes perdonar a mujeres que hayan abortado

En la Carta Apostólica “Misericordia et misera”, el Papa Francisco dio permiso a todos los sacerdotes la facultad de absolver el pecado del aborto de manera indefinida, un permiso que había concedido solo durante el Año Jubilar que concluyó ayer.

De acuerdo al derecho canónico, en el canon 1398, debido a su gravedad, quien procura un aborto incurre en excomunión automática (latae sententiae), que solo puede absolver el obispo de la diócesis y los sacerdotes a los que él autorice. Con ocasión del Año de la Misericordia, el Papa permitió a los presbíteros de todo el mundo absolver este pecado.

Con su nueva carta, el Santo Padre extiende este permiso de forma indefinida.

“Para que ningún obstáculo se interponga en entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios, de ahora en adelante concedo a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado de aborto”.

El Papa Francisco, con “Misericordia et misera” quiere recordar que la no puede olvidar esta actitud del cristiano que se ha puesto más de manifiesta que nunca durante el Año Santo.

“La misericordia no puede ser un paréntesis en la de la Iglesia, sino que constituye su misma existencia, que manifiesta y hace tangible la verdad profunda del Evangelio. Todo se revela en la misericordia; todo se resuelve en el amor misericordioso del Padre”, afirma al comienzo del texto.

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La concesión del Pontífice se encuentra en el punto 12 del documento, en el que además condena de manera tajante el aborto. “Cuanto había concedido de modo limitado para el período jubilar, lo extiendo ahora en el tiempo, no obstante cualquier cosa en contrario”.

“Quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente”, afirma.

“Con la misma fuerza, sin embargo, puedo y debo afirmar que no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre. Por tanto, que cada sacerdote sea guía, apoyo y alivio a la hora de acompañar a los penitentes en este camino de reconciliación especial”.

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