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ENTREVISTA | Giovanni Castillo: “Ellos ya saben quiénes somos y dónde estamos”

ENTREVISTA | Giovanni Castillo: "Ellos ya saben quiénes somos y dónde estamos"

Giovanni Castillo ha vivido en Estados Unidos desde los 16 años, cuando llegó no dominaba el inglés, eso no lo limitó y con el tiempo logró establecer su propia empresa de servicios de limpieza, que podría estar en riesgo de perder.

Hace unos días se enteró que cerca de donde vive detuvieron a dos personas a pesar de que tenían DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals) el mismo permiso que él espera le sea renovado por tercera ocasión y que le permite trabajar en la Unión Americana.

Él es un llamado DREAMer, y aunque no busco el llamado sueño americano, está por acabar su licenciatura en administración de empresas, está casado, tiene dos hijos nacidos estadounidenses y tiene esperanzas que las cosas mejoren.

A sus 32 años reconoce que tener DACA es un buen avance, incluso pensó que era el primer paso para que obtuvieran la residencia en Estados Unidos quienes llegaron de pequeños a ese país y establecieron su trabajo, su familia y sus sueños.

Sin embargo, sabe que con la nueva administración de Donald Trump, nada está claro “todo está confuso”, dice Giovanni quien es originario de Temastián, Jalisco. Él tiene esperanzas de que las cosas vayan mejor, porque considera que al igual que muchos mexicanos que viven en la Unión Americana ha demostrado con su trabajo y esfuerzo es un “buen ciudadano”.

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“En un principio yo pensé que tener DACA era un paso más fácil a la residencia, pues a nosotros nos hicieron chequeo de todo, saben que no somos personas criminales, que somos buenos ciudadanos, que algunos estamos estudiando, que muchos trabajamos. Ya saben quienes somos. Pensé que iba a ser más fácil que nos dieran la residencia, pero ahora estamos un poquito para atrás”.

Giovanni es un hombre que no se ha dado por vencido, aunque ha dejado algunas veces su carrera para seguir trabajando en su pequeña empresa de servicios de limpieza a empresas, bancos, hospitales o casas particulares; además esta por concluir sus estudios que inicio en la Universidad Bellevue Nebraska.

Mediante su negocio emplea a mexicanos guatemaltecos, salvadoreños y estadounidenses y ha logrado establecerla legalmente, “lo he hecho a mi forma, cómo yo he podido, sé que me faltan muchas cosas para que sea un negocio bien establecido, pero la tengo registrada en Texas y estamos pagando impuestos, tenemos seguro, yo he tratado de hacerlo de la mejor manera, por eso estoy en la escuela para aprender y tratar de que este mejor”.

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La consolidación de su empresa tardó muchos años, recuerda que por mucho tiempo se debatió entre estudiar y trabajar. Si se dedicaba a laborar no podía concluir sus estudios; sin embargo empezó en el negocio de la limpieza porque le permitía hacerlo por las noches.

“Inicie mi negocio por estar queriendo trabajar, no me daba mucho tiempo para poder estudiar, la única opción era trabajar de noche, ahora ya administró, pero hace unos años era muy cansado porque tenía que irme a la escuela temprano luego de trabajar”

Poco a poco fue aprendiendo a sobrevivir en un país al que llegó como turista, dejó en México a sus padres que son profesores y a los que dice extraña pues añora la convivencia en familia. Dejo su tierra por la inseguridad que empezó a crecer, pero se llevó a su hermano y hermana que actualmente también viven en Estados Unidos donde “hay más oportunidades”.

“Lo que a mi me intereso es que aquí había más calidad de vida, más oportunidades y me puse a trabajar. Piensas que vas a venir y los dólares están tirados, pero no es así. Hay muchas oportunidades, puedes hacer muchas cosas en este país aunque no tengas una carrera completamente terminada, pero tienes que trabajar duro”.

“Puedes vivir bien, puedes trabajar puedes sostenerte, desgraciadamente en nuestro país no es tan fácil, aunque sé que se puede lograr, gracias a Dios mis papás lo han logrado”.

Giovanni pudo, lejos del país que lo vio nacer, establecer una empresa que actualmente podría estar en peligro por las medidas contra migrantes ordenadas por la administración de Estados Unidos, aunque las recientes ordenes ejecutivas de Trump en el tema no tocan a los DACA, él no tiene papeles y su tercer permiso temporal no hasido renovado.

A pesar de lo que pasa, él no pierde la esperanza, “me siento contento de poder estar trabajando en algo que he creado, a la vez estudio y hago la lucha aquí, aunque está complicado seguimos y ahí estamos, con un poquito de preocupaciones pero ahí vamos”.

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Afirma que si las cosas se ponen difíciles en Estados Unidos regresaría a México, tiene esperanza que pueda concluir sus estudios en el país que dejó hace 16 años y del cual le he hablado a sus dos hijos, un niño de 10 y una pequeña de 6 años.

“Trato de que ellos se sientan conectados, que sepan de dónde vienen, que sepan quiénes son. De hecho fue mi esposa la sacó su doble nacionalidad en el consulado de México. Ellos hablan el español correctamente lo hablan muy bien lo escriben bien entonces ellos saben que son mexicanos, pero a la vez saben que están en este país. Es una mezcla pues no son completamente de allá ni completamente de aquí”.

Giovanni se ha vuelto precavido, asegura que en la universidad a la que asiste les recomendaron hacer cartas poder, en las que ceden los derechos de sus hijos a otras personas por si él o su esposa son deportados.

“El otro día en la universidad nos explicaron que empecemos a hacer cartas, como cediendo los derechos a otras personas de reclamarlos, y tengan derechos sobre de ellos”

“Si es algo triste la verdad, yo salgo a la calle y no se qué le vaya a pasar a mis niños que salen de la escuela a las tres si pasa algo. Imagínate si te recogieron a la una, entonces ya no supiste nada. La incertidumbre de qué va a pasar es fuerte”.

El originario de Jalisco asegura que si bien hay personas que no tienen el DACA, por lo menos el gobierno estadounidense no los ubica a diferencia de él, “ellos ya saben quiénes somos, ya tienen mi nombre, saben que estoy aquí”.

Sin embargo, Giovanni asegura “no creo que sea fácil que nos puedan sacar a 11 millones de personas de este país, así nomás porque sí, sería un descontrol económico”, se debate entre pensar positivamente, “quisiera que nos dieran un permiso”; y negativamente “pienso que nos van a sacar a todos de aquí”.

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Si el escenario se torna negativo, asegura que no teme regresar a México pues cuando llegó a la Unión Americana se le cerraron las puertas, “no fue sencillo, aún así lo pude hacer”.

“Aquí se me cerraron las puertas y lo pude hacer. Si tengo que estar en México ¿por qué no podría hacerlo en mi país? Gracias a Dios cuento con una propiedad aquí en Estados Unidos, si me voy la dejo rentada y yo pienso que casi con ese dinero allá puedo vivir”.

Él afirma que no sabe de México, por ejemplo como sacar una placa o pagar la luz, pero se siente seguro pues por lo menos sabe hablar español y ya no tendría que aprender otro idioma como lo hizo en el país que actualmente vive y de donde, de ser expulsado, se quedaría su pequeña empresa y la vida que construyó.

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