Las Patronas son un grupo de mujeres, originarias de la localidad de Guadalupe –también conocida como La Patrona– en el municipio de Amatlán de los Reyes, Veracruz.
Ahora, también, son las protagonistas del documental “La cocina de Las Patronas”, que muestra cómo cambió su vida al conocer las historias de la migración centroamericana que atraviesa Estados Unidos, sus derechos como mujeres y su conciencia política y social.
El documental, realizado por SacBé Producciones y dirigido por Javier García, asoma a su espacio íntimo y reserva un lugar en esa cocina en donde, después de todos estos años, ellas se cuestionan la posición que ocupan en la actualidad.
El próximo 25 de abril a las 6:30 de la tarde, este documental se presentará en The City College of New York, en el Shepard Hall y la entrada será libre.
La dirección es 160 Convent Avenue, habitación en el Shepard Hall 290/291.
La proyección del documental incluye un foro organizado y moderado por Rafael Samanez, donde están presentes Norma Romero Vázquez, integrante de Las Patronas; el cineasta Javier García y la activista de inmigración Cecilia Lezama, miembro de VAMOS Unidos.
Un día después, el documental y el panel de discusión se realizará de 6 a 9 de la tarde en la Capilla Milbank del Teachers College, de la Universidad de Columbia. La dirección para este evento –que también es de entrada libre– es: 525 W 120th.
Dando la mano a migrantes
Con más de 20 años de trabajo frente a las vías del tren, donde dan de comer y beber a los migrantes que viajan en el tren, mejor conocido como “La Bestia”, y les ofrecen incluso atención médica, este grupo ha sido reconocido ya a nivel mundial, y es poseedor de diversos premios nacionales e internacionales por su defensa a los derechos humanos.
Desde 1995, Las Patronas han atendido a más de un millón de migrantes, y su labor ha servido para impulsar la posición de la agenda migratoria en el debate público, tanto en México como en otras regiones de Latinoamérica.
Todos los días preparan más de 200 alimentos para los que van en busca del sueño americano.
“Decidieron tirarles las bolsas con el pan y la leche a otros inmigrantes que venían atrás. Al día siguiente, preparamos 30 almuerzos con taquitos de arroz, frijoles, huevo y fruta de temporada de nuestros árboles”, recuerda Norma Romero, una de sus fundadoras.
Además, el grupo cuenta con el albergue “La esperanza del inmigrante” con capacidad para 30 personas, y que forma parte de una red de 45 refugios de ayuda para las personas que quieren cruzar la frontera.
Ahí pasaron de ser amas de casa a defensoras de los derechos humanos, férreas activistas sin ataduras políticas y con un gran sentido de socialización y solidaridad, que tiene como premisa la humanidad.
