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Asamblea de Migrantes Africanos y Africanas en Tapachula pide respeto a sus derechos humanos

La población de personas de origen africano, obligadas a permanecer en Tapachula, asegura que sufren una situación humanitaria insoportable en materia de alimentación, vivienda, salud e higiene.

La Asamblea de Migrantes Africanos y Africanas en Tapachula, creada esta semana para dar voz a los migrantes desplazados que se encuentran en la frontera sur, lanzaron un comunicado en el que exigen a las autoridades mexicanas, que se respeten sus derechos humanos.

La demanda de estos migrantes hacia el gobierno mexicano es para recibir sus oficios de salida y así poder continuar con su camino con la ilusión de llegar a los Estados Unidos o Canadá.

La Asamblea de Migrantes Africanos y Africanas en Tapachula está formada por 3 mil personas, incluyendo hombres, mujeres, niñas, niños y familias de diversos países en África. Todos ellos han tenido que huir y abandonar sus países de origen como única vía posible para sobrevivir.

La población de personas de origen africano, obligadas a permanecer en Tapachula, asegura que sufren una situación humanitaria insoportable en materia de alimentación, vivienda, salud e higiene; así como de discriminación sistemática por parte de las autoridades

“Sentimos desesperación, desesperanza, miedo, desmoralización, soledad y abandono”, escribió la Asamblea de Migrantes Africanos y Africanas en Tapachula en el comunicado.


La comunidad de desplazados, se encuentran en territorio mexicano desde hace meses y cuenta con mujeres embarazadas, bebés, niñas y niños, personas con discapacidad y diversos padecimientos.

A continuación, el comunicado publicado por la Asamblea de Migrantes Africanos y Africanas en Tapachula:

¿Por qué tuvimos que abandonar nuestros países?

Nosotros y nosotras sufrimos persecución política a causa de nuestras diversas ideas políticas, identidades socioculturales y pertenencias religiosas. Esta situación amenaza nuestra vida y nuestra integridad. Por ese motivo lo hemos dejado todo.

Nuestros países de origen, empobrecidos y sometidos desde las potencias occidentales, a pesar de o quizás a causa de nuestras riquezas naturales, están atravesados por la desigualdad social, la violencia y el autoritarismo. Podemos dar muchos ejemplos trágicos. En la República Democrática del Congo no existen libertades civiles y las personas opositoras al régimen son perseguidas y asesinadas.

En Camerún, la descolonización fue sucedida por un escenario de división y sometimiento, en donde la comunidad activista anglófona es perseguida y sometida a detención arbitraria, tortura y asesinato. El sur del país sufre de facto una guerra civil en la que han muerto miles de personas.

Congo Brazzaville sufre una dictadura militar de casi 40 años, pobreza y conflictos étnicos. Le guerra civil ha supuesto el encarcelamiento y tortura de miles de opositores.

La República Centroafricana atraviesa una guerra religiosa entre musulmanes y cristianos desde 1998, en la que los grupos extremistas se asesinan con machetes. Esta guerra ha sido promovida y sostenida por la dictadura, que se beneficia del conflicto. Como consecuencia directa de la inestabilidad sociopolítica, la pobreza es extrema.

En definitiva, cada excolonia tuvo su dictador patrocinado por los países colonizadores, como una forma de mantener el poder y continuar el saqueo de la riqueza. Algunos presidentes que se opusieron a este proceso, como Thomas Sankara, fueron asesinados para volver nuevamente al régimen dictatorial.

¿Qué hemos sufrido para llegar hasta México?

Para poder llegar hasta México hemos atravesado cuando menos ocho países con sus fronteras y dos meses de camino. Hemos corrido muchos riesgos, el primero el viaje mismo. Hemos atravesado el océano para llegar a este continente. Hemos caminado miles de kilómetros.

La parte más dura fue durante semanas enteras en la selva del Darién, entre Colombia y Panamá. Hemos subido montañas y valles. Hemos cruzado ríos con fuerte corriente. Hemos dormido en medio del lodo, hemos pasado hambre y hemos bebido agua de lluvia para sobrevivir. Hemos visto cuerpos de hermanos migrantes en el camino, muertos de agotamiento, o ahogados en los ríos.

La selva es poblada por animales salvajes, serpientes e insectos venenosos. En ese territorio también hay criminales que asaltan a las personas, que violan a las niñas y mujeres, asesinando a quienes intentan resistirse. Muchos y muchas de nosotras hemos perdido todas nuestras pertenencias, incluyendo nuestros documentos oficiales.

Hemos atravesado ciudades y poblados sumamente peligrosos. Hemos tenido que escondernos. Hemos sufrido extorsión y amenazas por parte de agentes de las autoridades en Panamá, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México.

¿Cuál es la situación que sufrimos en Tapachula?

La mayoría de nosotros y nosotras estuvimos detenidos en la Estación Migratoria Siglo XXI. En ningún momento tuvimos traducción a nuestros idiomas. Nos hicieron firmar documentos que no comprendíamos. Nos dieron un documento hablando de nuestra supuesta apatridia y nos engañaron diciéndonos que con ese documento podríamos viajar sin ser detenidos. Quienes lo intentamos, fuimos nuevamente detenidos y regresados a Tapachula. Nos dijeron que podríamos acceder a la Tarjeta de Visitante por Razones Humanitarias, pero se nos negó finalmente.

Muchos entregamos los documentos a la oficina de Regularización Migratoria y después de semanas de espera nos han dado respuesta negativa a la figura de apatridia, por supuestos errores en la escritura de nuestros nombres en el oficio de salida. Errores que fueron cometidos por los propios funcionarios del INM y por los cuales nosotros pagamos las consecuencias.

Nos han engañado. Nos niegan la posibilidad de salir de Tapachula, en donde nos sentimos bloqueados y desesperados, así como sufriendo constantes actos de racismo y hostilidad por parte de las autoridades migratorias.

Las consecuencias actuales sobre nosotros y nosotras son el sufrimiento y la miseria. Nuestra situación es deplorable y violatoria de nuestros derechos humanos. Al pasar de las semanas nos hemos quedado sin ningún recurso o forma de subsistir. Cientos de familias están en situación de calle, pasando las noches y las lluvias a la intemperie.

No tenemos qué comer, muchas personas estamos enfermando, sobre todo las niñas, los niños y las mujeres embarazadas. Si continuamos en esta situación, muchos y muchas de nosotras moriremos aquí.

Cuando salimos a las calles a demandar soluciones y derechos, sufrimos más represión por parte de agentes de la Guardia Nacional y Policía Municipal, somos tratados con violencia mientras que las autoridades competentes ni nos escuchan ni nos reciben. Solo nos tratan con desprecio, indiferencia y hostilidad.

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El día martes 27 de agosto, la situación se tornó mucho más violenta no solo contra quienes estábamos protestando afuera de la Estación Migratoria, demandando una respuesta de las autoridades migratorias, hasta golpearon a periodistas cubriendo la manifestación.

Frente a esto, el actuar de las autoridades del Estado fue de represión y de agresiones físicas directas, incluso a través de gases lacrimógenos contra las personas y golpes con piedras. Un hermano camerunés a quien un policía federal golpeó con una piedra en la cabeza, perdió la consciencia y tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital con fuerte sangrado de la cabeza.

¿Qué derechos reivindicamos?

Bajo estas circunstancias, la Asamblea de Migrantes Africanos y Africanas en Tapachula, exigimos:

  • Para quienes necesitamos continuar con nuestro camino hacia el norte, en busca de protección en Estados Unidos o Canadá, que el gobierno mexicano nos permita acceder sin dilaciones a la Tarjeta de Estancia por Razones Humanitarias, para que podamos desplazarnos lo antes posible de Tapachula.
  • Para quienes necesitamos acogernos a la protección internacional en México, que podamos acceder sin dilaciones al procedimiento de solicitud del reconocimiento de refugio.
  • Para el conjunto de la población afectada, requerimos de asistencia humanitaria urgente en materia de alimentación, vivienda, salud e higiene, para evitar el deterioro de nuestra salud física y mental, y la pérdida de vidas.
  • Exigimos finalmente a los cuerpos de seguridad garantizar que no se cometerán más represalias y no se empleará más violencia en nuestra contra por el hecho de reivindicar derechos y expresar nuestras demandas colectivas.

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